Narra la historia de los mitos griegos que Tántalo, era una criatura privilegiada de los dioses. Que tenía acceso a los poderes, a los banquetes, a la sabiduría. Pero por una mala jugada, cometió unos errores y se fue a probar la vida lejos de la fiesta de los dioses, y comenzó a vivir a espaldas de ellos, con enormes sufrimientos y expuesto al deterioro.
Los dioses lo castigaron a vivir en un lago de aguas cristalinas, pero sufría de sed intensa, y las frutas estaban encima de su cabeza, sin embargo cuando sentía hambre y quería coger una fruta, el viento se lo impedía. No calmaba la sed, no satisfacía el hambre. Vivía y moría de hambre y de sed al mismo tiempo. Era un “desgraciado” rodeado de agua y alimentos, pero era impotente para conseguirlos.
Así como la vida humana, llena de restricciones para comer y beber, con múltiples enemigos que bloquean la forma como los humanos tienen el derecho a comer y beber: con muchas formas de sentir tanto enemigo, que impiden el derecho a sobrevivir.
Vivía y moría en cada instante lleno de insatisfacciones tormentosas por no alcanzar las metas, pero tenía todo dispuesto al Gozo.
Es el Mito de lo CERCA y lo LEJOS, dos realidades que nos acosan: la cercanía agota, la cercanía estorba por momentos. La lejanía causa dolor, genera frialdad, es una herida hasta que haya reunión o presencia. La vida transcurre entre las dos dimensiones: estar cerca y satura, estar lejos y fatiga.
Tántalo, tenía todo para vencer las dos dificultades máximas de todo ser humano: la libertad y la felicidad. Asomado a ambos balcones para vivir de forma libre y contento.
Por el lado de la libertad, estaba acondicionado para vencer las dificultades del camino, ningún obstáculo detenía sus sueños, nadie le estorbaba sus ideales de ser libre. Con la fuerza suficiente para vencer obstáculos, con la férrea disposición para sobrepasar barreras e inconvenientes. Pero al mismo tiempo el afán, por ser LIBRE, lo hundía en esclavitudes vergonzosas y opresoras.
Con ansias de felicidad, sus eternos errores lo arrojaban a la desdicha.
La historia humana es la lucha entre las pasiones y las virtudes, entre los momentos dolorosos y los logros que un ser humano consigue. Quiere la paz, pero vive en guerras. Quiere la alegría, pero es amenazado por las tristezas que brotan adentro, pero los aires del afuera lo invaden.
Los IDEALES humanos siempre chocan contra los egoísmos, la vanidad y las indolencias que arrastra por dentro. Los sueños humanos se estrellan contra las pesadillas cada noche.
Al mismo tiempo toda meta que un ser humano se proponga y conquiste, es la fuerza desplegada para ganarle a su pereza que tiene incrustada en sus huesos, su sangre y su malicia.
TANTALO, es la lucha fugaz y eterna entre estar presente y azotar con la ausencia a los demás. Es la doble vertiente entre la ABUNDANCIA y la ESCASEZ, es la riqueza de vivir y la penuria de existir, según de muestras con la vida de ambas realidades.
Son el SELLO y la CARA, que mostramos a toda hora y que orienta a otros o despista alrededor.
La historia humana es el campo de batalla entre una REBELION y un acondicionamiento en el orden para crecer y progresar. Y usted es quien dimensiona los dos movimientos, usted es quien dirige los dos polos hacia el éxito o el fracaso.
Todo ser humano posee el sueño de un mejor mañana, de un futuro lleno de felicidad y por eso se sacrifica en el presente para forjar el futuro, esforzarse para diseñar el mañana. Sufre hoy, para disfrutar lo que viene.
Y en busca de la libertad, al darse cuenta de los frágiles que somos como para sentir que nos dominamos mutuamente, que nos oprimimos, que nos quitamos la libertad, que podemos ser esclavos de los amos de forma intempestiva.
La libertad se siente en cualquier instante, la esclavitud la sufrimos con la misma velocidad. Entre libertad y esclavitud las sensaciones son “cara y sello” de la misma moneda.
La historia es ante todo un RELATO, una narración de los deseos por la libertad que luchan contra las miserias de la esclavitud.
Es la rebelión por vivir independiente y a su aire personal. Pero las esclavitudes, le hacen sentir el peso de ser libre, responsable y solidario. Una rebelión siempre en lucha constante por dominarla y por el saboteo; esa será la vida humana en esta tierra: contradecir, pelear, sabotear, luchar contra las injusticias y por otro lado aceptar las realidades, someterse a los desniveles humanos, tener presente que ser justo es una dimensión humana en contravía de las realidades externas que nos confrontan: que es resolviendo problemas que nos instalamos en la tierra y dominamos el carácter. Querer ser libre pero sometido a las dependencias, querer volar hacia las independencias para ser responsable con las interdependencias. Ejercer la libertad, pero siendo consciente de la responsabilidad con las tareas y la solidaridad con los otros congéneres con quien participa de la vida.
Muchos seres humanos hacen en la vida del rol de Prometeo, saben que hay oscuridad, se percatan que hay fuego, luz y rayos en lo alto de la montaña, y suben desafiando a la vida y a la naturaleza y roban el FUEGO, la LUZ, la LAMPARA que alumbra a la humanidad y le traen el calor a la humanidad “tiritante de frio” y oprimida por la oscuridad de las tinieblas. Pero por esa OSADIA, el ser humano es castigado a padecer.
Al regresar al valle, el pobre Prometeo es condenado a un pico alto en la montaña, para que allí las águilas le saquen los ojos y lo dejen ciego. La osadía de traer la luz a la humanidad, es castigada con la ceguera de por vida. Sus ojos se apagaron por atrevido.
Un líder es quien “roba” la luz para alumbrar a sus congéneres, pero en Colombia, le apagan la luz y lo desaparecen ciego.
Un homenaje a quienes dieron la luz, aunque se hayan quedado ciegos y muertos por defender los derechos humanos. Que el gran santo de los marginados en Colombia, Pedro Claver, los siga fortaleciendo en sus esclavitudes y marginaciones.
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