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Foto del escritorEl Camino del Yak

Que viva la ceguera



George Wells, escribió una novela fabulosa, narrada en un paraje del Ecuador, en una montaña alejada, un sitio para describir todo un país de ciegos, donde por herencias los niños nacían con la falta de visión. Y así por varias generaciones, desarrollando los otros 4 sentidos de manera inmejorable, pero sin los ojos.


“En aquellos tiempos los hombres ignoraban la existencia de microbios y el poder contagioso de la infección y creían que sus grandes males provenían como castigo de sus pecados”. Ese era su panorama mental para aproximarse a una serie de inquietudes que guardaban en su corazón, sin atreverse ni a estudiar ni a conversar sus problemas. “Una plaga extraña los hacia nacer sin la vista”.


Por eso compraban y adquirían medallas, escapularios, estampas y demás recuerdos religiosos para mitigar el celestial enojo divino. La montaña en su hondonada, posee en sus riscos un país lleno de ciegos. La naturaleza les era posible de forma simple: no había animales peligrosos, estaban inundados por llamas que daban leche y lana para protegerse. Algunas vicuñas, guanacos y alpacas serenas y suaves al trato doméstico.



Un día les llegó un hombre hábil, andariego, sabio por sus conocimientos, buen hablador quien se empezó a ganar la confianza de los habitantes ciegos. Llamado Núñez, oriundo de las cercanías con Quito. Estas habilidades de Núñez las conocían en el mundo exterior y fue contratado por unos suizos que iban a escalar un volcán ecuatoriano, por sus cualidades como guía. Pero una noche sufrió el guía un accidente y desapareció Núñez de la vecindad con los suizos y quedó perdido sin poder encontrarlo.


Núñez rodó cientos de metros por el desfiladero de nieve, hasta que llegó a un sitio de arenas finas y su cuerpo dejó de moverse. Se aquietó. Tocó su cuerpo para ver si tenía heridas, comprobó que sangre ni huesos rotos había. Durmió. Cuando despertó, buscó agua y por ahí cerca encontró un arroyo, llenó la cantimplora y bebió a placer. Volvió a dormir, a esperar que pasara la tarde-noche y amaneciera.


Núñez, atisbó a lo lejos un conglomerado de casas y emprendió el viaje hacia allá. De pronto 3 ciegos se aproximaron a él y cruzaron su camino. Los ciegos lo primero que hacían era tocar de manera brusca la cara del desconocido y buscar de forma ruda los ojos del recién encontrado. Núñez se sintió maltratado por la rudeza de los ciegos y no toleraba el procedimiento repetido por tres “asaltantes curiosos”. Ninguna casa poseía ventanas.


Se dedicó a contar su historia del accidente, hablaba de la nieve, de rodar por el deslizador, del miedo, de bajar de 3.000 metros hasta 800 donde quedaba el poblado de los ciegos, pero nadie le entendía nada. Siguió intentando ser comprendido pero los ciegos vivían otro mundo, otras experiencias, no comprendían el lenguaje (no sabían qué era nieve, ni rodar por un abismo, ni el frio de 3.000 metros y así sucesivamente). Incomunicación total. El que ve, quiere dominar al ciego e imponerle su punto de vista, y los ciegos ni tienen punto, ni vista, ni panorama porque no usan ventanas. NO ven el mundo externo, ven hacia dentro y afilan los otros 4 sentidos.


Con el correr de los días, aprendió a comprender a los ciegos y su mundo. Incluso le gustó mucho una ciega del pueblo y por la cercanía con ella comenzó a sentir unas emociones especiales. Llamaba Medina Saroté y se tomaron de la mano en una reunión familiar del clan y le pasó una conmoción por todo el cuerpo que nunca había sentido y eso lo interpretó como una llamada del misterio amoroso para señalar que esa era el amor de su vida de allí en adelante. Nunca había sentido la ternura con ceguera. Ella sintió por primera vez que alguien la “miraba” con ojos de delicadeza y emoción. Comenzó a “escuchar” por fin a alguien que tenía ojos. Los del clan, sentían que Núñez era un idiota, aunque viera. Lo rechazaron. Pero Medina Saroté, se puso a llorar sintiendo la actitud de su padre y todo el clan que no aceptaba la relación entre ellos dos. Si el puede VER y tiene OJOS, es porque es enfermo, tiene una grave maledicencia y habría que curarlo: extirparle los ojos para que sea normal.


Pero se desgastó lo suficiente como para quedar exhausto tratando de contarles las ventajas que tenían los ojos y poder ver en la vida, pero ellos no entendían nada de nada. Transmitir la fe, es casi que imposible.


El desgaste de tratar de explicar la ventaja de tener ojos y visión, lo llevó a una crisis fenomenal. Todo lo que les explicaba Núñez ni entendían ni querían comprender. Ellos no necesitaban saber de la vida VISIONARIA. Fue entendiendo que para muchos es mejor vivir en TINIEBLAS. Porque así no se descubren sus propias MISERIAS.


En un momento dado, quiso convencerlos que los ojos eran mejor en el cuerpo, que estar ciegos. ¡Que vieran! Que los ojos eran la MARAVILLA de la creación.


A medida que pasaban los días y con el aumento de sensaciones, Medina Sarote le dijo que si la pretendía debía sacarse los ojos. Cosa que, en un primer momento, dada la emoción que sentía fue diciendo que sí, que haría el sacrificio.


“El día de la cirugía, con dos especialistas ciegos como todos, le entró un temor abismal a Núñez y comenzó a echar para atrás en su decisión”. La presión de Medina Sarote era obsesiva por tenerlo como ciego a su lado por el resto de la vida. Pero Núñez le decía es gracias a mis ojos que te quiero porque te vi muy linda, es gracias a los ojos que me enamoré de ti. Como voy a renunciar a los ojos si con ellos te descubrí. No puedo someterme a esa operación de la extirpación de los ojos. Y menos por dos cirujanos ciegos que se puede equivocar y hacer mal la cirugía.


Es desde el DOLOR, que mas me vas a querer, sin ojos quedamos iguales y podemos querernos el uno al otro de forma paritaria.


Esas dos fuerzas se le cruzaron por su cerebro: el amor por Medina, pero los ojos eran el vehículo para haberla descubierto tan hermosa, como la ciega muy linda de todo el universo, pero el temor de ser operado por dos cirujanos ciegos, lo convencieron para decir NO.


Y se negó durante todo el día….esperando la noche para volarse del pueblo de ciegos, lo que hizo.


Pero a los pocos días volvió para secuestrar a Medina Sarote. A muchos la ceguera les fascina. Todas las clases de cegueras.


Una narración utópica, llena de ficción y avatares de la vida. Plena de situaciones limite como son muchos ángulos de la vida humana. Como para muchos habitantes de la tierra es confinamiento estrecho y acosado por los límites y las trampas.

Hay millones de ciegos de la vida espiritual.


“Y Núñez se encontró a si mismo intentando explicar el ancho mundo del que cayó, el cielo y las montañas, la visión y otros prodigios como aquellos…y ellos se negaron a creer o a entender nada de lo que les dijo. Ni siquiera comprendieron muchas de sus palabras. Durante 14 generaciones, aquellas gentes habían estado aisladas del mundo de los videntes. Los nombres de las cosas de las visiones, ya habían cambiado y no las comprendían”.


Nos demoramos mucho en saber y aceptar que estamos ciegos.


Es un cuento-narración llena de ficción, de símbolos sobre la miseria humana y sus profundos dolores, caracterizados por la falta de un sentido. Un cuento que nos delata el problema de la COMUNICACIÓN, cuando tenemos al lado un ciego que no puede ni quiere ver, nos grita que somos tuertos queriendo ser rey, en un mundo ciego. Nos rechaza. No acepta nuestra propuesta, ni la visión que tengamos de la realidad que vemos. Así es la vida de las relaciones humanas. Es una meditación sobre la relatividad de la verdad que queremos manifestar y el otro no quiere aceptar.


Un problema de conversación donde el uno, quiere ser superior al otro. Los problemas de explicar la visión que tenemos diferente a la del otro, genera siempre problemas de comunicación.

2.

MITO DE LA CAVERNA escrito por PLATON.


Platón escribe una historia sobre la caverna de manera fabulosa para darnos una lección extraordinaria: nacemos dentro de un socavón o caverna y fuera de eso encadenados a las paredes.


Pero a nuestras espaldas hay el reflejo de la luz que nos llama la atención. Volteamos la cabeza y tendemos hacia esa luz que se ve por la entrada. Después de muchas inquietudes logramos zafarnos de las cadenas, voltear la mirada hacia la luz, el piso es inseguro para caminar por estar salpicado de obstáculos en medio de la oscuridad. Logramos después de mucho avanzar llegar a la puerta y la luz nos deslumbra o enceguece. Tenemos que estar un tiempo de aclimatar los ojos a es luz brillante. Hasta que podemos mirar desde allí, el panorama nuevo que vemos que se llama realidad. Muchos se adaptan, otros perecen y viven ciegos ante la realidad.


Salimos de la caverna para buscar a otros, no es para si mismo que vivimos, no es para mirarnos a nosotros que la vida posee sentido es para mirar los ojos de los demás y con mirada compasiva y Contemplativa.


El mito de la caverna es todo un proceso de descubrir la oscuridad, de sentirnos amarrados, de saber que hay luz a nuestras espaldas, de luchar por zafarnos de las cadenas, de voltear el cuerpo y caminar hacia la luz, de llegar a la boca de la caverna, de enfrentar la luz intensa de la claridad de afuera, soportar el deslumbramiento de la realidad y no quedar ciego. Luego bajar de la montaña y enfrentar la realidad iluminada, ir descubriendo la verdad de cada cosa, ponerle nombre a las realidades y saber su utilidad, además aprender a distinguir cuáles objetos de esos son bondadosos y cuáles tienen veneno y nos hacen daño. Cómo utilizarlos y darles sentido.


La ceguera encierra, enclaustra y hace perder las perspectivas que hay otros y tenemos que hacer algo por ellos. Que la vida tiene sentido si nos dedicamos a los otros para acompañarlos, alimentarlos, enseñarles, servirlos y perdonarlos. Mirarlos con mirada CONTEMPLATIVA, y sobre todo tener Compasión.

1 de junio 2.020

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