La biblia se escribió como una forma de contar y narrar una serie de problemáticas humanas para ventilar desde la Fe, diversos conflictos que la humanidad tenía y no sabía cómo responder. Los pueblos arameos del desierto sentían y los atormentaban una serie de inquietudes, pero las respuestas no eran claras, por eso de alguna manera las referían a lo espiritual-trascendente. Las preguntas eran muchas, pero las respuestas quedaron en VEREMOS, desde aquellos tiempos vivimos en la nebulosa y deambulamos SINSENTIDO, pero con la oportunidad de buscarle sentido a la vida.
La lucha de la vida con la muerte. La guerra entre el bien y el mal. Las tensiones que genera seguir a Dios y los problemas de la culpa. Además, de las tensiones que genera la Ley. Como en estos cuatro problemas, están incrustados los demás.
Solo existen dos maneras de percibir el mundo: VINCULADO a Dios, o DESGAJADO de EL.
Que es sentirse criatura o “independiente”. Reconocerse como ser creado o totalmente desarraigado de Dios, autónomo y desligado de cualquier atadura. La “suerte” de vivir EMANCIPADO.
Margarite Yourcenar, exclama en medio de sus preguntas dolorosas:
“Vengo, pero no sé de dónde. Estoy, pero no sé qué hago realmente. Soy, pero no me conozco. Camino, pero no sé cuál es el rumbo. Moriré, pero no sé cuándo. Sufro porque voy a desaparecer y no sé qué hice mal. Pero me extraña que algunas cosas me den contento”.
Avanzo en medio de finitudes, opacidades, vértigos y desesperaciones; acosado por los errores y las locuras. Caminar es como andar entre el vacío y la nada, entre el espanto y alegrías pasajeras, entre las oscuridades y la luz que alumbra.
“Lo poco que hay de felicidad auténtica, brota de amar, de servir, de aceptar las crueles realidades, de reconocerse criatura y de sufrir con gran esperanza de vida”. (Gabriel Marcel).
La humanidad de hoy vive enclavada entre la autosuficiencia técnica, en las ideologías de la eficacia, de los éxitos económicos si trabaja duro y aprovecha las oportunidades, en los estudios que prometen riqueza si se dedica a superar y persistir. Si, además mezcla con cerebro lleno de endorfinas, todas las penalidades que pueda sentir empoderando las energías positivas, de que todo sale bien y no muere. O por lo menos POSTERGA, la muerte.
Y a esto añade alimentación “super-sana y ejercicio esplendido”, teledirigido por “personal training”. ¡No muere, nunca morirá! ¡VIVIRA PARA SIEMPRE! ¡Esa es la utopía de vivir hoy y no morir jamás! Además, siéntase joven, exclame que no hay vejez, rechácela desde el pensamiento.
2.
Podemos añadir que el asunto de la muerte es el fundamento para ir elaborando las religiones. Malinowski señala que las religiones son el intento con el que los grupos humanos delinean el asunto de la muerte y que a partir del miedo o el rechazo nacen las CULTURAS.
Todo ser humano es un alguien con SENSACIONES, y la muerte es la pérdida de los sentidos. De modo que Epicuro exclama una frase inteligente y definitiva: “no debe preocuparte la muerte porque si tú eres, la muerte queda lejos y cuando ella llega, es porque tú ya no existes”.
San Agustín en sus dolores y sufrimientos vitales llegó a expresar: “desde que naciste, la muerte comienza a brotar en tu cuerpo porque desde el momento primario vamos muriendo. La finitud nos acompaña desde los primeros momentos de respirar. De donde se desprende que la felicidad, no está llamado por lo finito y para eso hay que MORIR, para el encuentro con Dios en la eternidad”.
Paul Garaudy, escribe de manera especial que “lo nos hace humanos, es vivir en la lucha por el tener y por el amor”. Pero que, con la muerte, el tener fenece y queda el amor de las gentes que nos quieren. Que por lo general son las mismas que quisimos.
Y esa es la salvación. “Solo AMANDO, nos defendemos de la miseria y del olvido”.
Así como somos seres para el amor, así somos seres-para-la-muerte.
Pero antes de morir, experimentamos la comunión con otros, que de alguna manera nos advierte que seremos COMUNION con Dios. Es en medio de la caducidad y la tragedia que el ser humano camina por la vida llamado hacia la UNION y la COMUNION con los demás. La vida de cada uno se vive huyéndole a que vivimos para la NADA, y NO nos apuntamos a que vale la pena apostarle a la VIDA.
Y en la vida a gastarnos por el Bien, por construir, por dejar el mundo mejor de lo que nos lo entregaron.
La ética del ACABAMIENTO, la aceptamos en la medida que vamos tomando conciencia que la vida está próxima a acabarse, por lo tanto, debemos empezar a construir la ética del ADVENIMIENTO, de preparar el morir y esperar la muerte.
Si usted se decide a vivir de alguna forma, en este mundo diseña cómo desea vivir en la otra vida: usted quiere vivir injertado con Dios desde aquí, labrará su futuro. Si, por el contrario, se emancipa de Dios desde ya, consigue no tenerlo en la eternidad.
Para Gabriel Marcel, “el problema no es que yo muera, sino que fallezcan todos los que yo quiero y me quede solo. Enterrar a todos mis amores, es muy humillante y grosero”.
La muerte no se espera con actitud arrogante, ni como reto que a lo mejor no llega, no puede tener una actitud burda, ni impetuosa. La dinámica arrogante no sirve, la muerte se espera como una función natural de terminar la vida de transformaciones, que fue la cadena extraordinaria en la que todo va a culminar.
“Cementerio es como dormitorio”, lugar de reposo, de transición, de penumbra como una noche entera que sucede para llegar a la eternidad.
Toda esta cultura de la violencia y el irrespeto a la vida es simplemente la postura que el mundo tiene de desamor, de agresividad, de resentimiento con la vida, de grosería ante la existencia. Solo la CULTURA del AMOR, puede responder por la vida en todas sus manifestaciones.
El EVANGELIO es la proclamación de la vida comunicativa, genuina y de excelencia porque nada, ni nadie nos puede separar de la vida de Cristo. Romanos 8,38.
El OLVIDO de la muerte es como si desertáramos de vivir, como si renunciáramos por cobardía y dejadez. La vida seria, enfrenta la muerte con ánimo, con lucidez, con serenidad.
3.
La vida es un DON, un regalo misterioso que recibí sin pedirlo y debo abrirlo todos los días, cada instante con la ilusión de sorprenderme.
Si la vida es un DON, un regalo y todos tenemos una relación de creador-criatura, no hay derecho a disponer de la vida como si fuera un DERECHO. Hay que aclarar si discurro la vida como derecho o como DEBER. Si es DEBER, la autodeterminación no es tan simple. Todo moribundo necesita cuidados paliativos, serios, profundos, animarlo en sus derechos, a cero-dolor, a su dignidad transformadora, a su bienestar y aplausos por su responsabilidad existencial y ejemplo de vida, aunque haya cometido errores: su AMOR, todo lo borra y disimula. Los vivos no pueden tener la llave de interrupción de la vida a sus comodidades-caprichos-sensaciones.
Hay que tener en cuenta que el hombre del siglo 21, vive engreído con la existencia y el mundo lleno de logros científicos y técnicos, que le falta humildad, que es un positivista obtuso, que le encantan los derechos y las leyes, un idólatra de sí mismo, que vive en el “CARPE DIEM” sin ninguna esperanza, grosero con la vida y desesperado ante la muerte a la que ve como fracaso irremediable.
Las culturas actuales, no han dado ningún paso humano para tratar a los ancianos con respeto y dignidad. Los rechazamos y abandonamos con modalidades descaradas y de mil formas.
Un DESAHUCIADO no demanda MORIR, solo busca sentido de tiempo “humanizante” por el rato que le queda de vivir. Todo ser humano y mas el cercano a moribundo desea paz, respeto, tranquilidad, compañía en el final de su transformación. Aunque pida la muerte, lo que desea es SER ESCUCHADO y Comprendido.
Le falta mucho amor desde hace rato, y ahora desea recibir algo del faltante.
El presupuesto de vivir haciendo lo que me da la GANA, no puede extenderse a quitar la vida con el cuento que es BIOETICA, simple y confusa. Los “progresistas” son de muchas maneras individuos llenos de caprichos intelectuales que creen tener permiso para “desconectar” y arrasar con la vida ajena. Creer que la vida es de antojos y novedades.
Soy “muy poco humano” para interpretar que el moribundo me necesita para tomar la determinación de desconectarlo, lo que necesita es amor-comprensión-compañía en sus miedos finales. Necesita hablar y ser escuchado en la última fase, para redondear la vida que lucha contra la muerte.
La EUTANASIA, no es necesariamente un síntoma del progreso, no es una escala mas inteligente del humano hoy. NO: el bien no se puede traducir por “matar por misericordia”, para hacer un bien a quien sufre o recibe por A.D.N., “una malformación”, que de muchas formas es una memoria hereditaria y en eso estamos vinculados moralmente todos, “por asociación-humana”. Una malformación, nadie tiene derecho a leerla como un problema ético, será una dificultad para la medicina, pero tendrá solución en la cordura humana y todo el talante del cuidado.
Los Estados, los Gobiernos, se desesperan ante los ancianos, las enfermedades huérfanas, los niños frágiles y vulnerables, la drogadicción y los alcoholes desaforados, no aceptan a los malsanos y con las violencias que se generan con hospitales repletos de la vida llena de “problemas” de salud, y como solo les preocupa, las gentes en “bienestar”, estos focos no los saben manejar y son una derrota de la humanidad y su prepotencia en los avances de salud.
Cuando un INDIVIDUO, quiere Morir, es en el fondo una enorme falta de afecto, de alegría de vivir auténtica y de desamor. Quien explicita su deseo por morir, lo que está gritando es su ABANDONO. Escuchar al moribundo, ponerle atención, disminuirle el dolor, atender sus vacíos y carencias, satisfacer las angustias por el tiempo compartido y la alegría por acompañarlo, eso ANIMA del todo y se desvanece su deseo por partir de este mundo.
La asignatura del AMOR, será la actitud y la respuesta humana a tanto dolor, lo mas importante en la vida; no es la Eutanasia, sino el respeto a la vida humana llena de afectos y consideración.
Nuestras clases políticas casi siempre son irreverentes y falsas, no están en calidad seria para redefinir de nuevo el bien y el mal, no están capacitados debido a su egoísmo rastrero para abordar las ciencias de la Ética y de la Bioética. Cuando unos políticos no están preparados para defender la vida, qué van a estar atentos a la vida si dictaminan el comienzo y el final con grosería atroz y sin ningún tipo de miramiento técnico y científico, y peor aún sin conmiseración y calidad humana.
Es necesario tomar conciencia a fondo, que vivimos en una cultura antropológica bastante egoísta, relativista, subjetiva en torno a la vida con todos los presupuestos morales caducos que convierten al hombre de hoy como autónomo moral, hedonista y utilitario y que todo lo mide sin criterios fuera de sí mismo sino en su propio interior sin ninguna instancia Superior.
Hoy tenemos que educar en el AMOR, y amar comporta el respeto al otro, y el mejor respeto es salvar la vida NACIENTE. Y ante todo cuidar la vida de las madres que van a dar a luz, La vida, ante todo: CONSTRUIRLA, jamás destruirla.
Un Estado humano y democrático, debe acompañar al desvalido, a los pobres e indigentes, a los niños por nacer, a los ancianos y a los enfermos terminales y en agonía.
Entrar en la habitación de un enfermo-vulnerable es adentrarse en un recinto mágico-trascendente que necesita preparación espiritual, que pide un enorme respeto, honrar la dignidad del paciente, la compostura del cuerpo que se dispone a enfrentar al enfermo es una realidad mágica entre los dos. La dignidad del cuerpo frágil pide una inclinación respetuosa. Generar compasión, mucho respeto silencioso, alegría, preparar con la voz y las palabras que el paciente está próximo, cercano, o factible de la última transformación. No hay que hacer drama, porque el enfermo lo siente en su cuerpo, la vida se le ha transformado, la muerte se aproxima; ojalá se vuelvan amigos: la muerte va llegando y es necesario ABRAZARLA.
Hay que hacer el esfuerzo-tarea de convertir la muerte en PLEGARIA.
La muerte no puede ser una macabra e inesperada conexión final con lo CONOCIDO-DESCONOCIDO. Sino una experiencia transformadora, esperada, determinante. Atravesar el valle doloroso de la vida muchas veces obnubila y enceguece de tal forma que borra el horizonte de la muerte como final y comienzo de la eternidad. Después de tantos intentos por llenarse cada ser humano con las materialidades, después de tanto intento fallido por vivir buscando felicidad y no encontrarla; las puertas de la muerte abrirán otra forma de existir a eso apunta la FE: la muerte no es ajena a la vida, es la Culminación.
La soledad del moribundo es no poder hablar de su final, no poder reconocer sus errores y horrores, no poder compartir su final, no poder despedirse, no poder hacer un panorama de su vida con quienes vivió. El final de todo moribundo, pide perdón por sus faltas y ser perdonado por sus irresponsabilidades.
Y como le puede expresar la abuela al nieto: me voy como un barco, al principio, será visto el barco hasta un punto en el horizonte que me veas-recuerdes, pero llegará un momento que desapareceré de la vista, sin embargo, será real mi despedida, no me verás, pero me llevarás en el A.D.N. y en las memorias hereditarias como el olor a mar, como la sal del océano en tu sangre. Como el aire de la costa por toda la piel.
El cuerpo del moribundo que parte, es un “barco” impulsado hacia alta-mar, hasta que desaparece en los recuerdos de los vivos, pero las memorias hereditarias hay que honrarlas. Quedan en todos los descendientes. Una vida termina, pero otra vida comienza.
4.
Es verdad que el mundo actual conspira contra la muerte; de ella no se habla, ojalá la podamos postergar del todo y desterrarla. Existe una conspiración del SILENCIO. Todos los gremios apuntan a encontrar las fórmulas para acallar la palabra y la experiencia de la MUERTE, como algo horrible, como fracaso. Estamos tan “enamorados” de la vida que la muerte nos anuncia lo que no queremos. Incluso se prolonga en no hacer el duelo, para no reconocer su dolor, su vacío, su realidad. Se niega el DUELO.
Incluso preferimos que el moribundo esté afuera de la casa, el hogar es un dulce sitio de paz-felicidad, y el moribundo estorba, agrede con su aproximación a la muerte y todo el proceso traumático de morir.
Pareciera que hay dos posturas frente a la muerte: nuestra “civilización egótica”, científica, técnica, hedonista la considera una AFRENTA, porque con todo lo que ha avanzado la humanidad, la muerte es una DESGRACIA. Pero por ser realidad hay que engañarla, arrinconarla, no hablar de ella, postergarla del corazón y de la palabra. Por eso morir en casa causa inconvenientes y enojos. Es tétrico ver morir en el hogar al ser querido, mejor fuera, lejos en los hospitales donde no se note tanto el dolor de verlo y acompañarlo, donde haya silencios acomodados.
Y que todo suceda como si nada hubiera ocurrido: ¡de eso no hablemos! Ojalá la despedida lo mas fría posible y los recuerdos que se vayan. Ya logramos no decirle la verdad al moribundo y lo mantuvimos en la ignorancia de su enfermedad. Todos como “graduados” en la mentira, la falsedad, la educación, el disimulo como para que no duela tanto esa pascua. Como si la muerte debiera desaparecer de la vida. Es como algo escabroso y miserable.
La vida EFICAZ, del hombre actual debe vencer la muerte en todos los sentidos, para no vivir algo de su fracaso. Por eso aislar al enfermo en todos los rincones para que no sepa, no se entere, no decida, no sufra. Hay que expulsar la muerte de la vida cotidiana. Y después del suceso, hay que borrar todo ritual de duelo porque es síntoma de debilidad y de estar anclado en el pasado y es necesario vivir hoy y hacer en el futuro, como sociedad que se construye para el mañana. El mundo está empeñado en Postergar la muerte, correrla hasta los confines de la “desmemoria y el olvido”, como el mal, mas terrorífico de Macondo.
Oriente vive sumergido en la eternidad, como continuación a través de sus antepasados, con la otra forma de vida. Occidente (muerte), vive orgulloso de sus quehaceres prácticos, materialistas, terrenos y subyugantes para producir, que aísla la muerte como si fuera una afrenta, un fracaso, y algo que no debiera ocurrir, ni el humano merecer atravesar ese túnel.
Quienes han experimentado una “muerte clínica”, relatan junto con la experiencia de Elizabeth Kubler-Ross, aquella magnifica médica Suiza y llena de sabiduría con la vida y con la muerte, que seguimos viviendo de otra forma en la eternidad, pero sintiendo emociones vertiginosas y amplias, en medio de una LUMINOSIDAD “descrestante y realizadora”, sin ningún asomo de vacío, de carencia y atentados por el final. Muchas veces esa “luminosidad de los momentos finales”, son por tres causas químicas: ya no hay gases de la sangre, las endorfinas ya no revelan ansiedad y los bajos o escasos niveles de oxígeno que hacen como flotar al individuo moribundo, y lo avocan a una especie de ensoñación tenue, simple, quieta. Todo esto asoma a una vida llena de paz, serenidad, amor, despreocupación. Que se confunde con el cielo. (nirvana).
El cuerpo ya no necesita espíritu, el cuerpo flota solo, la energía salió y no se co-relacionan. Se experimenta una enorme paz con el DESPREDIMIENTO.
Es algo así como la confrontación entre la luz y la oscuridad. Mas aun: la decisión entre vivir en la Presencia y en las orillas de la Ausencia, que tanto dolor causan. ¿Reconocí que Dios era mi creador y adherí a EL, o vivir emancipado a espaldas de Dios Creador, como criatura independiente? Tu vida puede ser de VINCULACIONES con Dios, o DESGAJADO de EL.
¿Morir es continuar esta relación triple y llena de Dios, o al margen de EL?
En la vida decido la eternidad pasando por la noche de la muerte para entrar en el amanecer eterno.
4 de noviembre de 1.963
13 de noviembre de 1.985
13 de noviembre de 2.018
A todos los que hicieron la pascua en Armero. Homenaje a sus sobrevivientes.
(11 de noviembre pascua de N.S.)
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