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Foto del escritorEl Camino del Yak

Dia 2: PARAMETROS FUNDAMENTALES PARA INICIAR LA EXPERIENCIA ESPIRITUAL.

Actualizado: 10 jun 2021




Los árboles se renuevan a través de sus hojas. Desprenden las caducas y hacen brotar las nuevas. Los ríos desalojan sus aguas de los pozos interiores, los llenan de oxígenos nuevos, los vientos soplan mas duro casi que en forma de huracanes para barrer y limpiar la atmosfera seca.


Ignacio se inventó los ejercicios para RENOVAR la inercia a la que vamos desembocando por la frialdad, la rutina, la resequedad interior de nuestra pereza afectiva.


“Yo sé que mi naturaleza es débil. En mí no reside el bien, sino el mal que no quiero. Lo bueno no soy capaz de hacerlo. No hago el bien que quiero, sino que se sale el mal que aborrezco.” Frases que grita por desespero el viejo Pablo desde su interior desnivelado y que lo hace en nombre de todos nosotros. Hace dos mil años él sentía el mismo escozor de incoherencia entre el decir y el hacer, entre el pensar y la pereza que nos invade. Desnivel que nos hace sufrir por ver semejante abismo de actitudes y frustraciones.


Los Ejercicios Espirituales son para vencerse a sí mismo, para cambiar el carácter indomable, para domesticar la fiera que llevamos por dentro, para volver el temperamento mas dulce de lo agrio que es.


ORAR, es entrar en el interior de sí mismo para oxigenar las aguas estancadas que tenemos. ORAR, es hacer un pare en nuestra vida agitada para tomar CONCIENCIA. ORAR es decidirnos a empujarle el columpio a otras personas con la bondad, la sencillez, la alegría y la prudencia suave.


Para todo esto vamos a empezar unos EJERCICIOS en la VIDA CORRIENTE. Desde la cotidianidad de cada uno, con su horario de inquietudes, trabajos, molestias, afanes y sinsabores que cada uno sufre: todo eso es el material de la oración cotidiana.


Cambiar de a poco la manera se ser, de actuar, de vivir, de sentir, de reaccionar y de hablar. Todo esto para cambiar nuestra forma de vivir buscando y hallando la Voluntad de Dios que nos orienta en la vida a través de personas, cosas y sucesos. Orar y cambiar para ir teniendo la mirada de la Trinidad sobre el universo: unos ojos creadores, una mirada salvadora y compasiva y una visión amplia con el Espíritu Santo que todo lo guía hacia el punto Final del Omega, saturado de Dios.


Orar un tiempo determinado, ordenado.


Un sitio apacible, sosegado.


Prender una vela, que nos simbolice la conciencia despierta, alerta.


Un cuaderno para escribir: ideas, emociones, comparaciones, luces que nos llegan.


Tener una actitud de oración durante el día, y en la noche pensar que al otro día estaré en actitud de oración y sacar el rato especifico.




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