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Foto del escritorEl Camino del Yak

NACER SIGNIFICA MOSTRARNOS, HACERNOS PRESENTES.



Photo by Patricia Prudente on Unsplash

Parece que esto de nacer es iniciar un periodo vital de aparecer, de mostrarnos, de hacernos patente, de brillar. La mamá de cada uno nos mostró en familia, nos hizo hacernos presentes en el mundo. La madre presentó a cada uno como hijo en la tierra donde nacimos.


Pesebre es simplemente la cuna, la casa personal, la familia propia que nos vio nacer y nos mostró a través de la madre para aparecer en el mundo. Nos dieron la bienvenida a la tierra. Jesús nació y fue presentado. Llegó como nosotros y fuimos como una estrella que alumbró el firmamento de la familia. Hubo alegría, sorpresa, emoción, fuimos buena noticia.


Cada uno nació en una geografía propia, especial. Incluso nuestros abuelos emigraron buscando un mejor bienestar. Oportunidades. Nuestros padres o abuelos llegaron al pesebre familiar y adecuaron todo con esfuerzo, con superación, con denuedo. Vivieron una aventura, nos hicieron el pesebre para que naciéramos, con mas comodidades que la que ellos tuvieron al nacer. María y José emigraron, cambiaron de lugar.


Todos nacemos de madres vírgenes, de mujeres veteranas, de señoritas novatas. Cada uno estrenó a su mamá, de diversas características. Pero nacimos, llegamos a la tierra. Un pesebre familiar nos rodeó con diversas posiciones y cualidades: unos mas ricos, otros mas pobres, unos con mayor salud, otros con fragilidades, bastantes rodeados de presencias y muchos llenos de ausencias. Muchos saturados de amor, otros con más frialdad y poco entusiasmo. Pero nacimos.


Nunca entenderemos porqué todo un Dios se metió en esta historia, apareció en la geografía, se hizo humano y mas en condiciones simples, sencillas, frágiles. Para darnos una muestra de las condiciones con las que viene cualquier ser humano a la tierra: necesitados de afecto, necesitados de respuestas externas, necesitados de estímulos, necesitados de educación, necesitados de ejemplo, necesitados de alimentos. Necesitados de conversación cariñosa y llena de respetos. Necesitados de atención humana. Necesitados de perdón.


Cada uno fue testigo de la mamá sirviendo, ayudando, educando, sacrificándose, viviendo con atención maternal por su hijo. Nos cuidó, nos estimuló, nos resolvió problemas, nos empujó a vivir. Nos dio ejemplo de superación y emoción por vivir. Nos enseñó a amar con acciones y palabras bondadosas.


La Noticia se regó por el vecindario y alrededores. Nos vinieron visitar y trajeron presente, regalos, estímulos. Nos alegraron la vida y se hicieron presentes a nuestro nacimiento. Alegraron la cuna de la familia. Hubo alegría y comentarios. Parecido a Jesús; así lo describieron aquellos arameos del desierto que narraron con infinita humanidad un suceso maravilloso y lo dejaron registrado en los evangelios, algo así como un recuento monumental para que cada uno se identificara y agradeciera.


Así como el nacimiento de Jesús estuvo rodeado de anécdotas y maravillas sin explicación, así nosotros fuimos acompañados de una CUNA, llena de historias, cuentos, anécdotas, y sensaciones. Mas todos los recuerdos vivos y olvidados.


Jesús fue perseguido desde niño. No fue comprendido. Tuvo enemigos, la vida le fue dura y rayando en muchas dificultades. Murió en Cruz y bastante incomprendido, traicionado y descalificado.


Nosotros tuvimos una historia con mas comprensión y presencias. Nos rodeó un mundo mas agradable. La geografía nos sonrió, la historia fue mas humana. Desde muy rápido fuimos vinculados a los animales y maravillas de la naturaleza que nos rodeó desde la infancia y aprendimos crecer con ellos en el respeto y la admiración.


Fuimos NOTICIA, fuimos objetos de alegría y emoción; unos mas y otros menos como ocurre la existencia llena de impares y jugadas nonas, de triquis no completos y de azares rotos, de sudokus que no suman y de crucigramas incompletos.


Muchos fueron perseguidos, averiados, maltratados, humillados, abandonados desde el amanecer de la vida como ocurre siempre en esta tierra existencial llena de tormentos y accidentes.


Porque la vida posee TAREAS, y cada uno responde por ellas a su manera. Los tres verbos claves para vivir son: Decidir, elegir y escoger. El día se columpia entre ellos y los errores son producto de no asumirlos, postergarlos o negarlos. La vida es un sartal de injusticias y allí somos víctimas de mil jugadas sucias.


Hacer el pesebre hoy es recordar la cuna donde nacimos y la geografía que nos rodeó al nacer. Hacer el pesebre es signo de seguir contando la historia de nuestra Fe que ante todo es contada-transmitida con la palabra y el ejemplo. Es recoger las fotos primarias de nuestra historia, las emociones y aprendizajes con los que inauguramos la existencia, las primeras formas de presentarnos a la vida, los primeros recuerdos al entrar en la historia.

Se aproximaron unos MAGOS de la vida que nos dieron diferentes productos, elementos, servicios que nos ayudaron a nacer y a prender el motor de la existencia. Esos magos están en el recuerdo y en los comentarios familiares que nos transmiten con afectos y agradecimientos. Muchos poseen foto y otros recuerdos lejanos.


Nos mostraron la vida y poco a poco la fuimos desenrollando. Nuestro camino cada uno lo recorre en familia y luego con amigos y compañeros que se juntan en el camino. Vivimos en medio de logros y crisis, de éxitos y fracasos, de esfuerzos y debilidades. Todo eso comporta el sendero de vivir y de sufrir. Nos transformamos unos mas y otros menos.

Nos acompañen el dolor, los sufrimientos, los accidentes, las enfermedades y el deterioro como fuerzas que nos CAMBIAN, que por lo general se encargan de volvernos humildes y conscientes. Por lo general nos avisa que, así como vamos, caminamos mal.


Y entre el pesebre o la CUNA, y el momento definitivo del Morir, aparecen miles de cruces y dificultades, de dolores y de crisis innumerables que nos hablan que la vida es una METAMORFOSIS.


El pesebre es el inicio de todos los cambios existenciales y nadie se escapa. Así fue la vida de Jesús.


Que viva el pesebre donde nacimos, el camino que recorremos y la fe que nos alumbra hasta la muerte.


Morir es viajar a ver el Rostro de Dios cara a cara; darle presencia a todas las ausencias.

Diciembre 24 de 2.019

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