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Foto del escritorEl Camino del Yak

NACEMOS COMO El AGUA.



Arriba en los páramos, hay unas clases de agua; la que cae en forma de lluvia, la que brota de una fuente desde adentro de la tierra, formando manantial y la que se acumula en una laguna por rocío y humedad mañanera. Cuando esa conformación de agua forma una “laguneta”, el agua recogida se desborda, baja por la montaña “peluqueando” la tierra, “rasurando” la yerba, “afeitando” a la naturaleza y se despeña por entre las rocas, piedras, formando un cauce y así poder bajar de la cordillera y llegar algún día al mar.


Venimos de un LUGAR MISTERIOSO, no conocido…estábamos como en unas nubes encima del páramo, en forma de agua y cuando comenzó la GESTACION, nos volvimos agua de otra forma, con cuerpo diseñado de manera perfecta. Por dentro y por fuera.

Así es la conformación de nuestro nacimiento la lluvia que cae del cielo, la fuente que brota de nuestros padres en su amor y decisión, en la entrega y en la pasión, la laguna que desparrama desde la quietud las dos moléculas de la vida que se juntan: el espermatozoide y el óvulo. Estaban tranquilos en el vientre de cada uno pero se alborotaron con la excitación y salieron para buscarse y ensamblar un embrión con las dinámicas de la vida que son hacia afuera, para llenar el útero como venimos cada uno de un VIENTRE LLENO.


De allá provenimos, de una laguna quieta que se agitó y juntó la vida de otra forma: en forma de niño. Como las aguas de los páramos y las aguas de las “lagunetas de arriba”.

Y en la bajada de la montaña, nos vamos juntando con otros cauces, todas las corrientes fluviales de la familia, con ríos viejos, con ríos adultos, con ríos adolescentes, con otros ríos así pequeños como cuando fuimos infantiles, con otros ríos pequeños, así es la juntura familiar en los colegios. Crecer con otros que adjuntamos al nosotros. Proceso que se multiplica en aguas diversas para conformar ríos mas caudalosos. Nos enseñó la vida a compartir varias clases de aguas.


Las aguas del rio turbulento no conocen el valle todavía. Las aguas mansas no se atreven a creer que mas allá hay raudales y torrentes que los alimentarán, las aguas que saltan desde la montaña ni se imaginan que hay mares de todos los colores que esperan. Las aguas del rio que dan la vuelta en una curva todavía no saben que hay rectas mas tranquilas y las corrientes de agua canalizadas por el cauce no saben que en el valle hay desbordamientos dolorosos donde se estancan muchas aguas que no siguen por el curso normal que conforma el rio principal. Y se aíslan en forma de charcas pantanosas. De la vida no conocemos nada de adelante, hasta que no la vivamos y suframos.


El libro de Jeremías, comienza con una invocación magnífica que puede ser la misma sensación personal:

Me escogiste desde el seno materno” Jeremías 1,5. Desde lo alto de la montaña, en el páramo del útero salimos cada uno, para vivir la vida en forma de agua, como rio, a buscar el mar.


El semen brotó de una cascada magnífica en sus misterios, el óvulo saltó de un útero sensacional y se ubicó ahí en la “laguneta” perfecta para empezar el embarazo.

Si, la vida comienza en lo alto de las montañas, allá donde la pre-vida es páramo. Y baja formando el rio de la vida hasta el MAR DE LOS ENCUENTROS DEFINITIVOS.


En el “sitio de la querencia”, por allí entramos a la vida, por allí salimos a la existencia. Ese SITIO fabuloso, misterioso, está grabado en cada cerebro como está inscrito en el toro de lidia la puerta de salida, el túnel de los toriles; un lugar afortunado y muy instintivo que vive señalando las manifestaciones afectivas, sensoriales, sensitivas, emocionales, ardientes, que nos excitan y nos animan a relacionarnos para multiplicar la vida.


Muchas veces cuando la soledad acosa, salta ese sitio imaginario y conocido de la QUERENCIA, para repetir de nuevo el lugar “instintual”, y soñamos con alguien para repetirlo, para compartir la entrada en el “toril amoroso” y volver a rehacer la vida en el encuentro con otro que complete la soledad y anime el desconsuelo que nos da la vida.


Sitio de la querencia es por donde se precipita el agua de la laguneta allá en el páramo y comienza a darle forma de rio, las aguas que saltan y van tomando el cauce, las aguas que van hacia el mar. El sitio de la querencia, también es al final, por donde las aguas del rio se entrometen dentro del mar…..esa es la agonía, la desembocadura de la vida en la PASCUA vertiginosa de entrar a los brazos del PADRE DE LA COMPASION. Es como volver al “túnel” de la certeza después de haber navegado por las aguas del rio de la vida y desembocar en el MAR.


El regreso a los páramos para organizar elfdx vientre fecundo entre dos. Como buscando el lugar de la querencia y por un rato fortalecer los placeres y las emociones, las sensaciones y las alegrías de vivir con y dentro del otro. Hacer un diseño para que se encuentren un óvulo maduro y un espermatozoide vivo. Aunque sean solo en la mente.


Cuando usted adivina el posible placer del sitio de la QUERENCIA, del otro y lo conquista, lo anima, lo excita hay un ENCUENTRO. De modo que nacemos como ENCUENTRO de nuestros padres que además de encontrarse, se conquistaron y se excitaron juntos y ambos se invitaron al lugar de la querencia para gozar placeres y emociones fabulosas. Con ese inicio vital, comenzó la gestación de cada uno de nosotros como encuentro y preparar los encuentros personales con el tiempo.


Hasta que tomemos conciencia de ser ENCUENTRO con Dios. La vida es una cadena de encuentros con personas, cosas y sucesos….que nos preparan para el Encuentro DEFINITIVO con el Padre Creador.


Nacemos arriba en la “laguneta del útero”, bajamos por las montañas a los valles, y por ahí nos deslizamos hacia el MAR. Durante toda la manifestación de vivir como RIO, es necesario tomar conciencia de nuestro cauce, de nuestra agua que va hacia el MAR. Todo lo que hace el rio, para deslizarse por el camino, las dificultades que debe vencer, las peripecias que debe enfrentar, los “peligros” que tiene que soportar, todos los vericuetos por donde debe avanzar hasta llegar al Mar, sin detenerse…Así es la vida, como un rio que nacemos en un “paramo” que es el de la espiritualidad, avanzamos por las montañas, valles y depresiones hasta desembocar en el mar….volver a la Certeza pero caminando en la FE.

¡La vida es como adivinando la cercanía o lejanía de Dios Padre que nos espera! Y la conciencia se va dando cuenta si es Presencia o ausencia, si es Cercanía de Dios, o lejanía de Él, si es aproximándonos o huyendo….la conciencia o calienta o enfría….

Desde el seno materno fuimos escogidos, primero que todo a la VIDA, y durante el recorrido de la existencia tenemos que ir resolviendo problemas, haciéndonos mas bondadosos y mientras tanto decidiendo, eligiendo y escogiendo como los tres precios que debemos pagar por estar en esta tierra.

Estos son los pilares que la antropología nos traza para la vida:

1. Venimos a resolver problemas.

2. Durante la vida hay que DECIDIR, que es movernos, tomar determinaciones desde la levantada cada mañana hasta acostarnos. Todo el día es moverse de aquí para allá y ser útil.

3. Elegir, que es un abanico de posibilidades, de las cuales tomamos una opción de entre las posibilidades.

4. Escoger, es una toma de conciencia que se debate entre el tiempo y es oportuna o inoportuna la forma de determinar. Y por las consecuencias nos daremos cuenta mas tarde si acertamos o nos equivocamos y desde allí asumir lo escogido.

5. Y en todo ese transcurrir de la existencia tenemos la “obligación” de ser bondadosos. Crecer en apertura del corazón y querer la vida y sus habitantes. Que supone dominarnos, vencernos, labrar la personalidad con la que nacemos para que no sea tan tosca, terca, violenta para que se adapte a los otros corazones. Adquirir la tolerancia, la sencillez, la alegría de compartir, la serenidad del final, ser comprensivo para no chocar a los otros y herirlos.

Desprendernos de lo material para que nos invada lo espiritual. Besar a la mujer-hombre esqueleto para hacer las paces con el PASADO que tanto nos pesa y prepararnos para el encuentro con el MAR, con la MUERTE, que es la pascua definitiva y entrar en el páramo-mar de la ETERNIDAD, que es tan desconocida como el páramo que nos trajo a la vida y no conocemos, porque un minuto después de nacer nos volvimos rio, que se precipitó por la “laguneta” y saltó de la montaña para bajar por el cauce y empezar a rodar haca el mar. De ahí la nostalgia del páramo a donde solo volvemos cuando entramos por un ratico “al sitio de la querencia”.

De modo que ese principio tan obsceno y griego en sus planteamientos epicúreos; que venimos a la vida a ser FELICES, es como sospechoso.


La felicidad será unos momentos de contento que nos alumbran la vida por ratos, pero estado de felicidad es una quimera bastante grosera con la que soñamos como para huir de las realidades que nos acosan. Mientras seamos rio con afán de MAR, seremos unos seres en CONFLICTO.

Somos pero bastante INCOMPLETOS por ahora…cuando lleguemos al Mar, la esencia de la SAL, nos suplirá los faltantes y nos unirá del todo con el Dios de Jesús, viviremos en CO-HABITACION TOTAL con la fuente de la vida, con el dueño del “páramo”, con el propietario del MAR.

Ese “dueño y ese propietario” es el Único que posee la SAL de la vida eterna. Porque la nostalgia de Dios en nuestro cuerpo, se da por ser ríos de agua dulce….que avanza desde el páramo hacia el mar y ESTE es SALADO. No sabemos de sal sino al final, durante el recorrido hay un asomo espiritual de salinidad. Las aguas dulces del rio solo se transforman al final cuando desemboquemos en el Mar salado de la eternidad. Cuando el abrazo del PADRE nos reciba en su VIENTRE, junto a su corazón herido y traspasado.

Todos los que sepan del agua y su recorrido sufriente, se encuentran en la Transformación de la Cruz.


Allá en la desembocadura, a la que muchos le tienen miedo, por ser tan desconocida como la nube del páramo a donde estuvimos sin siquiera ser embrión. En el páramo, no nos habían llamado…..en el MAR si nos atraen con un imán bastante especial. A muchos nos atrae el misterio de las aguas en forma de nube, paramo, “laguneta”, rio, charcas, y desembocadura en el mar de los sargazos y lleno de colores. A otros no les atrae nada de esto y se columpian en otros albores de la vida.


Qué sorprendente ver ahora en mi cercanía del mar, saber que tanto caudal de ríos diferentes hicieron confluencia conmigo a todos ellos muchas gracias. Fue muy lindo haber recogido sus aguas, su caudal, su influencia.


Sospechar que el rio personal se mezcló con otras aguas amigas y alguna alquimia resultó.

A las aguas que contaminé mal por mis procederes y conductas, que tengan perdón y misericordia….no me alcanzó mi energía para hacerles el bien. Y a lo mejor pasé haciendo el mal.


Julio 24 de 2.016 M.I.E.

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