Colombia ha vivido en guerra 70 años y como que no conoce ni la paz ni el equilibrio. Ha vivido en un aislamiento total, aunque tenga vecinos y viva en una esquina del mapa y bañado con dos mares. Como rodeada de agua por todas partes algo así como el reflejo de Mompox, de Ciénaga y de Quibdó. Que pareciera que somos náufragos sin escapatoria.
Se inventó una guerra fratricida de 1.000 días que la descompuso de manera brutal. Bien pobre y peleando entre hermanos. Liberales y conservadores enlazaron una guerra interminable y no fuimos capaces de hacer la paz, aunque hayamos firmado el tratado. No hubo voluntad política para perdonar. Porque la peste del olvido no nos deja terminar la guerra y el insomnio no nos deja dormir para vivir alerta a cualquier guerra, tensiones y conflictos sociales. Nos encanta la trifulca de cualquier tipo (sobre todo política, religiosa y deportiva).
El colombiano parece vivir para la guerra, todo lo que sea trifulca y pelea lo enciende. No conoce ni la paz, ni el sosiego. Solo conoce de guerras como las 32 desatadas por el coronel Buendía. Siempre parece que vivimos dentro de la violencia y la intolerancia.
Macondo es fruto de un Éxodo, porque desde la guajira, salieron hacia el otro lado de la Sierra, porque Úrsula Iguarán y José Arcadio Buendía huyeron a raíz de un asesinato, pasaron por los pantanos de Ciénaga hasta llegar a una tierra que nadie se las prometió, pero creyeron que a orillas de un rio diáfano, con aguas cristalinas y habitada por piedras grandes como huevos de dinosaurio, allí podían encontrar la paz que buscaban. Una paz amenazada porque había ocurrido un crimen: habían asesinado a Prudencio Aguilar, se habían casado entre primos y estaban amenazados a tener un hijo con serios problemas de salud y desconfiguración corporal que los delataba.
La CULPA, los perseguía como sombra, y la amenaza de los celos y la venganza no los dejaban dormir. En ese complejo de culpa vivían a toda hora, con un remordimiento de conciencia estéril y taladrante. Incluso José Arcadio llegó a pronunciar que, si era necesario parir iguanas, iguanas debían educar y criar.
Ya desde el amanecer Macondo estaba mal fundado, mal situado y con miles de complejos emocionales. Macondo es una alegoría de la fundación del Mundo. Donde a la fundación la antecede una serie de TRANSGRESIONES, dos primos se casan desafiando el mito del incesto, hay un crimen porque Prudencio muere en un duelo descarado. Y porque la CULPA, los acompaña siempre. Y el pensamiento obsesivo de ir a gestar un hijo, con problemas corporales (cola de cerdo).
Macondo nace a partir del IMAN, un aparato milagroso que recoge todo lo que encuentra, que aglutina a su alrededor todas las especies. Que acapara todo lo que atrae. “Melquiades, un hombre monumental llegó al pueblo y con un imán, desde la calle principal comenzó a hacerle vivir al pueblo un espectáculo maravilloso nunca visto, que zafaba las ollas de las cocinas, desclavaba las puntillas de las paredes, arrastraba los lingotes metálicos,
desacomodaba las calderos y los sartenes, las maderas crujían de la desesperación porque los clavos y tornillos se acomodaban de otra manera y los objetos perdidos desde hacía tiempo, daban señales de vida y aparecían de forma milagrosa”.
Con ese IMAN, los políticos, poderosos y avivatos esquilman al resto de los colombianos, llevándose los dineros con la corrupción y los desfalcos.
A partir de ese primer movimiento se inventa el PROGRESO, y desarrolla en el Pueblo toda clase de posibilidades: llega el telégrafo, el tren, las bananeras, la confitería, los helados, el hielo, las casas perfectas y bien trazadas, las calles para el comercio y los almacenes, los barrios de la noche con sus pájaras para el placer y el derroche, el teléfono, la cultura artesanal y su mercado. Macondo se volvió lo que es: una encrucijada de oro con barro revolcado. Mas otras yerbas y polvos alucinógenos.
Además, aparecieron los homicidios, las guerras, los incestos, las lujurias, la explotación sexual, los arranques de la miseria laboral, las injusticias, los despilfarros, la corrupción, las trampas en las votaciones, los desplazamientos y demás formas de sacar a las gentes de sus tierras con las amenazas de los paras y “los gorilas” que con su sola presencia asustan a los débiles, frágiles, vulnerables y mujeres viudas con sus huérfanos. A todo esto, lo llamamos PROGRESO y CIVILIZACION, y estuvimos contentos con el aumento per-cápita de la economía. Hasta que un virus, nos aterrizó de otra manera y nos mostró que todo era falso, ilusión óptica y una estafa. Que no éramos invencibles.
Si, este virus nos situó ante la realidad y nos demostró que estamos enfermos y que lo que creíamos CIVILIZACION, era un remedo inútil de otras realidades y es necesario recoger las cartas, cambiar la baraja y volver a repartir de otra manera.
José Arcadio remedaba un patriarca juvenil que sabía de todo. Pero era un ACUMULADOR de progreso desventurado que multiplicaba la técnica sin ciencia y la ciencia sin CONCIENCIA. Que es como ha crecido Colombia desde la conquista, allí se cruzaron 5 pintas de razas que se excluyeron entre ellas de manera poco estética: aborígenes, negros, gitanos, blancos y extranjeros sin determinarse de manera sana. Cada uno creó unos aires de progreso infeliz que hicieron creer que todo iba bien, pero todo se esconde bajo la alfombra, toda la realidad era una mentira insostenible hasta que brotó el CORONAVIRUS.
Para describir a Úrsula, era una matrona especial que sabía estar en todas partes, mandar a toda hora, controlar los ritmos de Macondo, estar allí y a tiempo para resolver todos los problemas. Úrsula, hacia y decidía sobre todo aun atropellando a su hijos, nietos y cercanos. Todo le incumbía. Lo importante era crear un clima de aldea feliz.
Pero vivimos a espaldas de un signo trágico que tenemos los colombianos y es estar marcados por una cruz en la frente que nos anuncia que somos trágicos y mágicos. Que el colombiano desea un paraíso de inocencia sin trabajos, donde todo brote suavemente y sin esfuerzo. Por eso huimos de las responsabilidades de forma sutil y elegante, o a la brava y sin seriedad. Aquí los señores una tarde dijeron en la casa “voy a resolver un problema y se fueron y nunca regresaron”, abandono de casa, hijos, mujer y responsabilidades”. Lo que causó una dispersión de la familia funesta e inesperada. Macondo es un país, sin figuras paternas. Solo la madre, sostiene el tinglado.
En la “Hojarasca”, novela de García Márquez, de alguna manera se define al macho colombiano que vive en Macondo: a raíz de unos análisis de la música aparecen unos rasgos característicos: fuerte tendencia a la violencia física, terco, ostentoso, desafiante, celoso y posesivo. “Abandónico” y fugaz.
La novela toma el nombre de las bananeras que llegaron, sembraron, produjeron y otro día desmantelaron el cultivo y se fueron. Dejando una hojarasca de pasado. Unas ruinas de dolor y frustración. Así hicieron con todo Centro América y todas las repúblicas banana.
Macondo termina su vida cuando conoce el HIELO, y la frialdad todo lo consume, todo lo paraliza, todo lo niega, y en ese estado todo desaparece. Todo quedaba preparado para las pestes; la del insomnio y la del olvido. Macondo desapareció. No hubo una SEGUNDA OPORTUNIDAD sobre la tierra, perdimos la opción.
Cuando no hay ETICA, es porque tampoco decoramos a Macondo con la ESTETICA, fuimos ruines y malandros para vivir sin elegancia.
Sobre lo INHUMANO, nunca se construye nada ético y menos estético. Todo es pícaro y desordenado.
2.
Macondo debe reconstruir la ética ciudadana, la educación formal y el regreso de Dios a la vida del país.
Desde hace años quitamos la ética de la educación en los colegios, entramos en un maremágnum de pensum colegial espantoso donde cada colegio creyó dar lo que creía y borramos a Dios de las paredes, las aulas y los corazones. Anulamos el arte y la historia, bases fundamentales para instalar el humanismo como base sólida en la formación de nuestros ciudadanos. Olvidamos que la religión es IMPUESTA, por lo tanto, no es elegible, como el idioma y la raza. Es necesario adoptarla, asumirla. Ya después cada uno hará opción y escogencia. Pero inicialmente es Impuesta.
Ya Faulkner tuvo las mismas dificultades cuando describió a orillas del rio Misisipi, las tensiones entre las dos razas competitivas en los Estados Unidos (negros y blancos). García Márquez encontró las tensiones entre blancos, negros, indios, extranjeros y gitanos que llegaron a esta zona bananera y se midieron a semejantes tensiones. Tanto que en 1.928 explotó en la matanza de las bananeras como producto de unas guerras intestinas y tensiones laborales entre patrones y obreros. Los relatos son producto de las tensiones y contradicciones en la vida real entre todos. Una torre de Babel que incendia las pasiones y provoca las agresiones y rebeldías.
Cuando matamos al otro, nos quedamos sin poder cumplir el DESTINO, no hay modo de remediar lo OMITIDO. Eso solo se recupera tomando conciencia del faltante y reparar la pérdida, para sumir la tarea y seguir el camino. Que es asumir la vida de la Ética, que exige asimilar al otro en su presencia y dignidad. Cuando no asumimos el crimen de forma seria y humana, nos condena la vida a vivir atado a un castaño, un árbol viejo en el patio de la casa, viviendo inundado por los recuerdos, hasta que la peste del olvido y del insomnio no nos deje vivir y nos consuma, como hizo con José Arcadio.
Macondo se manifiesta como uno de los países mas violentos del mundo, de manera abrazadora matamos y desaparecemos gentes de forma perversa. Algo está fallando y no tenemos derecho a tener ínfulas de ser felices, cuando el irrespeto a la vida es tan flagrante.
Es una belleza el trasfondo espiritual de García Márquez que manifiesta el común denominador del pueblo colombiano, que en el fondo posee los postes referenciales de una catequesis insípida y trastornada de la infancia, aunque olvidada y mezclada con miles de mitos y leyendas religiosas. Así como Macondo habla de paraíso, culpa, diluvio, tierra no prometida, éxodo, Caín y Abel, eso de alguna manera es indicio que García Márquez tenía un corazón creyente y lleno de sincretismos como todo el pueblo macondiano.
La vida en Macondo es toda una rutina de transgresiones infames que hacen de la vida macondiana un sinfín de errores, horrores, fracasos y frustraciones como casi toda la vida humana, aunque toque música, invite a la fiesta y todo sea carnaval.
La lucha entre los orígenes y postrimerías es una conducta esencial en el ser humano y no es ajeno a Macondo que siente las contradicciones entre el bien y el mal, y no sabe cómo defenderse. Siente los embates de la maldad, pero hace muy poco por aumentar la Bondad.” Vive entre rezar y pecar para empatar” como expresa muy bien en su DICHO, para envolatar la conciencia y creer que eso disimula la culpa. Es la misma lucha entre Génesis y Apocalipsis que todo lo amenaza y está dispuesta a destruir al final de todo.
El homicidio, el secuestro y la desaparición son las 3 indignidades mas vergonzosas que hemos implementado en Macondo, para hundir mas al país en sus trincheras mas espantosas del derrumbe humano y ciudadano. Ninguno de los tres es ético y peor tampoco son Estéticos.
La falta de moral en Macondo pululaba por todos los rincones y corazones humanos. La Fruit Company organizó la matanza, Pero fue debajo de un árbol en la finca NEERLANDIA, que firmaron un pacto que no se cumplió, que todos se burlaron de los otros, y las pensiones nunca llegaron. (el coronel no tiene quien le escriba). En Macondo, se promete y no se cumple, la burla por los pactos es inminente y cotidiana.
“Cuando estoy en la parranda, no me acuerdo de la muerte”, frase que cantan en el vallenato de forma repetitiva para acentuar que fiesta es fiesta, parranda es parranda y todo lo demás se olvida.
La violencia contra la vida es infame, pero hay otra forma de desorden emocional y ético que es la violencia contra la SANGRE, repetida de manera grosera con las lujurias y comportamientos obscenos entre familiares que pululan por toda la casa entre todos. Un libertinaje dado por el estrés del apiñamiento de tantos en una casa y sin objetivos claros, trabajo y educación. Casi que era unas relaciones incestuosas de todos contra todos, sin miramientos éticos de ninguna clase.
Y el irrespeto a la justicia, desde que se creó Macondo todo apuntaba a la tensión explotadora por el trabajo esclavo y patronal. El rico gana, el pobre pierde.
3.
Marciano Vidal, aquel moralista especial y avanzado, nos traza una red concreta para ayudar en la ética comportamental amplia y situada ente la realidad.
1- El placer es un derecho humano. Es un don entregado por Dios a la persona. Tenemos derecho al placer, el deseo, la atracción, las manifestaciones sexo-genitales, enamoramiento, unión y los sentimientos. Lo biológico es la raíz de la relación humana sexuada y genital. Hay tres niveles: animal-instintual, afectivo humano y espiritual-trascendente.
2- El cuerpo humano es NUPCIAL, está hecho para dar y recibir, es Pathos y Ethos, se sufre, pero es donación y amor. Es algo que se construye. Hace crecer.
Todo ser humano, aunque caiga en el pecado, desnivel y honduras de su frustración puede y debe salir de su pozo y recuperarse de su crisis. Tenemos un Pathos (dolor sufrimiento crisis) pero es Ethos, por lo tanto, Tarea de construirse, de hacerse persona. Posee un camino ético.
Macondo abandonó la educación, quitó la imagen de Dios, resolvió prescindir de la Religión y obstruyó los caminos de la Ética. Para que cada persona se forme como si todo esto fuera un atentado contra el desarrollo de la libre personalidad. Hay que revisar estas posiciones.
“Macondo fue como si Dios hubiera resuelto poner a prueba toda la capacidad de asombro y mantuviera a los habitantes del pueblo en un permanente vaivén entre el alborozo y el desencanto, la duda y la revelación, hasta el extremo de que ya nadie podía saber a ciencia cierta dónde estaban los límites de la realidad”.
Macondo se destruyó ella a sí misma. En un estado de CONFINAMIENTO, por un Virus espantoso que azotó a la humanidad, escapado desde la china e invadió al mundo en todos sus continentes; esto nos tiene que cambiar posiciones, conductas, y comportamientos para rehacer a la humanidad y hacer una Vida mas humana y sin virus y amenazas descomunales.
Pero esto no se hace a nivel mundial, no son los líderes que gritan los que van a reunir a todos. Esto es por regiones, esto lo hacen los poetas del bien en cada comunidad y allí el Espíritu Santo va soplando a todos y en todos los rincones de los continentes. Esto necesita converger distintos VECTORES, de diversas corrientes para sacudir las leyes de la física CUANTICA, y que todo vibre de la misma manera. EDUCACION, según cada zona de la tierra, SOLIDARIDAD, para que haya músicas parecidas, RESPONSABILIDAD, para que todos estemos de acuerdo con que hay que hacer tareas. Ponerle TRASCENDENCIA y dejar de pelear por las religiones y visiones de Dios diferentes y egoístas.
Ojalá este virus, nos de otro chance para reconstruir la vida en la tierra con otros parámetros y no se vaya a cumplir la sentencia de la novela: “porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra”.
Úrsula tuvo que hacer un gran esfuerzo de cumplir su promesa de morirse cuando escampara. Y José Arcadio, empleó los últimos días en bregar a llenar las horas muertas.
Así fueron las últimas horas del virus en Macondo inundando la peste del insomnio y la peste del olvido. Del pueblo solo quedó que es un ESTADO DE ANIMO.
Abril 13 de 2.020
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