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Foto del escritorEl Camino del Yak

Lecciones de vida a propósito del "Viejo y el Mar"



Ernest Hemingwey el premio Nobel de literatura 1.954, y premio Pulitzer en 1.953 escribió un libro simbólico-existencial para narrar el pedazo final de la vida en un pescador que atrapa un pez espada, tiene mil problemas para sacarlo y llega a su rancho con los sobrantes. Lucha tres días con un pez espléndido. El escenario es el mar cubano, un pescador norteamericano llamado Santiago, un niño amigo que llama Manuel. Los dos que escriben-narran la novela.


Una historia simple, después de 84 días sin pescar, se aventura a volver al mar. Con gran decisión arroja el anzuelo a las aguas y un tiempo después pica una presa grande y pesada. Pelea con su cordel y el anzuelo un rato largo, para que el pez se canse y no genere mas peligros posibles. Un tiempo después sale a la superficie a lo lejos y descubre que es un MARLIN, inmenso.

Cuando descubrió la inmensidad del pez espada, pensó en las gentes pobres y vecinos que podía alimentar, en el precio de las libras a las que podía vender el tamaño de su pesca, sintió la emoción de las gentes que lo iban a felicitar por tamaña empresa y sobreponerse a “sus malas horas” de no poder sacar nada durante mas de 80 días.

Todos estos enemigos nos roban las carnes de la vida y nos dejan en esqueleto.

El viejo tenía unas cualidades emocionales muy bonitas: hablaba con el mar, con los animales, con las olas, con los pájaros, con los peces que estaban en el agua, consigo mismo.


2.


El mar lo hacía sentir vivo, el ser pescador le daba unas fuerzas sobre la naturaleza especiales, se sentía libre con el mar y el cielo.


Los pájaros le recordaban su libertad. El mar es como la realidad. Ser pescador era una tarea impresionante para sentirse útil y ganador. Ser triunfador era una manera de agotarse día a día y arrimarse a la muerte. Pescar es la “quinta-esencia” de todo pescador, dominar la pieza marina, derrotar al enemigo que es amigo, que da vida, que lucha por la existencia, que es noble y digno, es criatura.

Cuando pescamos alguna pieza marina, y es de gran tamaño es algo pesado y nos complica la vida. Pero a veces somos tan ingenuos que a medida de pase el tiempo y pese menos es porque estamos ganando. Parece que es, al contrario: el pez marlín va perdiendo peso porque va perdiendo carne. Los enemigos nos quitan el peso y nos debilitan. Si no hay contra qué luchar, la vida va perdiendo SENTIDO. Santiago estuvo tres días bregando a dominar el marlín, y cuando ya creyó que ganaba, las carnes estaban disminuyendo.

Nos pasa en el transcurso de la existencia que nos demoramos en DOMESTICAR la fiera que tenemos por dentro. Cuando nos decidimos es porque ya los años nos han ablandado y las enfermedades nos van derritiendo.


Esa leona feroz hay que irla convirtiendo en gata noble. Dominar las pasiones, los orgullos, las presiones infantiles, las rebeldías adolescentes, las prepotencias adultas, las ínfulas de creernos dueños del mundo y arrogantes para imponernos en la medida que ofendemos a otros y los lastimamos. Crecer es animarnos a vivir en armonía con los otros, ellos no están ahí para pescarlos a la brava y con violencia marina para arponear a los otros como si fueran tiburones.


Una buena novela, describe con sus párrafos un ICEBERG, gigante para que el lector siga despejando, viendo con sus ojos, pero no le describe todo, para que la lección la tome en su corazón.



Después de luchar la vida, nos queda el testimonio de la pesca, un esqueleto marino de una presa hermosa con la que combatimos en alta mar, pero que llega hecha girones a la orilla. Y al llegar de noche nadie nos espera en la playa, nadie con quien conversar al final de la vejez y de las proezas marinas y nos recibe la CAMA, como un útero simple donde pernoctar después de años de fatigas y derrotas, de logros y de algunos éxitos. Esqueleto personal y esqueleto del pez que intentamos atrapar, pero los enemigos (tiburones) no nos respetaron y se llevaron los pedazos de carne marina.


Al final la vida es un ejercicio de paciencia, de aceptación, de luchas internas y exteriores con la realidad. Nadie es derrotado, pero sí salimos maltrechos de la confrontación; saturados de experiencias y dolores, de éxitos y derrotas. Pescamos, pero pocos arriman con la pesca intacta, son mas los sinsabores de la lucha.


Puede que nuestra vida se adorne con medallas, diplomas, aplausos, dinero, casa y fincas, posesiones adquiridas, realidades conquistadas, como esta fotografía al ego, con dos peces atrapados, pero al mismo tiempo es poco para tanta fatiga y trabajos forzados en el mar.

Sí, pescamos, pero todos los días no cayeron estas especies tan voluminosas.


Mientras tanto el pez marlín, era comido y desgarrado de sus carnes para ir dejando la espina dorsal, la cabeza con la espada y la cola como fósil de la pesca y testigo de la lucha.

Así es el ser humano pescar y experimentar cientos de sensaciones durante la vida hasta que al final: los estragos de un esqueleto como testigo de las luchas. Es el hombre lleno de experiencias, pero nunca desanimado, aunque la vida duela. “Un ser humano puede ser destruido, pero nunca derrotado”. La lucha es su GALARDON. (el costal-morral con las experiencias). El pez luchó hasta la muerte, hasta la desaparición de su vida, solo dejó el testimonio de su esqueleto para que, en la playa, las gentes aplaudieran cómo el fósil vivo se murió con dignidad. Así es la vida una lucha denodada entre pescador y presa. Entre ser humano y realidad.


Hay otra lucha existencial, simbólica entre las golondrinas arriba volando por encima del mar y sin poder encontrar qué comer y los enormes peces adentro de las aguas en unas cacerías inteligentes realizando la cadena alimenticia en consonancia. La lucha de la vida, los escenarios de vida con muerte en la tierra-mar: hambre contra saciedad. Escasez contra abundancia. Incluso derroche por escenas. Sed contra boca reseca. Sol que calcina la piel y deshidrata. Cansancio y deseos de estirar el cuerpo.


Esqueleto lleno de magulladuras, de rastros de sangre, de carnes en girones, de recuerdos llenos de neblina, de heridas de todo tipo, de violencias internas en nuestro cuerpo, de recuerdos lejanos que nos acorralan en las sombras de las culpas.


La novela empuja a llenar con imaginación la trama, los escenarios, las luchas, las imágenes que describe la narración. Es toda la lucha entre la ilusión y los fracasos de vivir. Una vida con roturas y llena de desilusiones, pero salpicada por la fe, la esperanza y los afectos de acompañar a otros.


Todo pez atrapado y todo pescador en franca lid, exclaman: no me puedo fallar a mí mismo. Tengo que dar la batalla; yo para pescar y el pez para no dejarse. Esa es como la misión en la evolución de cada uno.


La vida es una lucha, pero el pez no es enemigo, no hay rivalidad de pelea, sino que la realidad es un amigo para dominar con elegancia, con inteligencia, con honor. Cada criatura, posee una misión-tarea, según su especie tiene un objetivo; en este caso pescar es una posibilidad humana, y el pez ser aprehendido de forma estética, legal, limpia. Tanto esfuerzo, lucha denodada, esfuerzos fútiles, todo conjuntado para terminar la vida al borde de las enfermedades y rayando lo inútil. Solo nos queda el esqueleto de lo que hicimos bien hecho, de la fuerza responsable que le pusimos a la pesca de cada día. Solo nos queda el recuerdo que se aloje en la memoria de aquellos a los que servimos y alimentamos. Son los demás, quienes nos recordarán….


Si usted vive en pareja, es como el pez marlín al otro lado del cordel con anzuelo. No vaya a lanzar arpones porque destruye. La pesca no es un rival, sino un amigo que cumple una función amorosa, sepa comportarse para que no pierda las carnes del pez y pueda llevarla a la casa con buenos modales.

3.

El mar es el campo de la vida con todas las posibilidades, es la lucha abierta entre la naturaleza y el humano. Que exige disciplina, asertividad, esfuerzo, eficacia, sentido de realidad. Pero sobre todo IMAGINACION CREADORA.


4 lecciones del viejo en el mar: afrontar la soledad, luchar contra la adversidad, atrapar el pez y sentir que en la lucha los tiburones ganaron, la sensibilidad social para recordar a sus vecinos de isla.


Vejez significa declive. Vejez es una época irreversible. Vejez es sentir cada vez menos respuestas. Vejez es ausencia de curiosidad. Es la lucha de” tres días” para descargar un espinazo sin carnes, ni sabores. La lucha entre fracaso y acciones heroicas. Saborear los triunfos morales, que nos envuelven en la alegría de vivir.


Este escritor norteamericano nació en Oak Park (Illinois) un suburbio de Chicago el 21 de julio de 1.899 y murió por un tiro en la boca en Ketchum (Idaho), en 1.961 Su vida llena de aventuras, de guerras, de alcohol y desenfrenos varios. Escribió varios libros y vivió enamorado de Cuba y del mar.


El viejo y el mar” es una obra de ficción que relata la vida humana llena de fatigas, éxitos, fracasos y la tragedia de vivir. Un buen escritor relata acontecimientos, se dedica a describir procesos creativos. Hace pensar con su imaginación en palabras escritas-narradas. Un escritor cuenta unas lecciones de vida, pero envueltas con palabras llenas de ESTETICA, y apuntando a lo ético.


Fue algo así como un escritor existencialista que sufrió mucho, escribió varias obras y fue rebelde de corazón, terminó suicidándose con un rifle de dos cañones que lo acompañó casi durante la vida. Hijo de madre bailarina y artista y de padre médico. Amó el mar, pero viviendo como a la deriva. Tuvo tres parejas, un hijo y la muerte cercana.


La novela corta y pragmática apunta a un diálogo profundo entre dos realidades: lo pequeño que es el ser humano ante las confabulaciones de la vida, pero el carácter de quien triunfa y se esfuerza, que lo engrandecen ante el testimonio del esqueleto del pez (sus luchas serias y específicas que combata durante la vida).


El pez marlín que atrapó era él mismo, y luchó hasta que se quedó sin carnes y a la deriva: destruido, pero jamás derrotado, aunque ya la memoria le fallaba y no encontraba las palabras precisas para escribir. Por eso tomó la determinación del final de su vida.


4.

“A mí me gusta mucho la vida. Talvez sea un disgusto infame el día que tenga que pegarme un tiro y acabar con mi vida.”


Escribió en una ocasión. Vivía entre la melancolía y la megalomanía. Lleno de escándalos psiquiátricos en su cerebro y con debilidades mentales desde la infancia: su mamá lo vestía de niña y su padre lo despreciaba de forma increíble. Su padre se suicidó, joven. En su familia hubo otros eventos de muertes ligeras sin explicaciones.


Sufrió muchos desesperos cerebrales y cambios bruscos de temperamento. El alcohol, fue un depresor que lo acompañó constantemente y le permitió vivir con cierta alegría de vida. Las aventuras lo impulsaron siempre y el mar lo distrajo junto con las guerras.


En una carta a Ava Gardner, en 1.954 le escribió, me he pasado un infierno de tiempo matando animales y pescando marlines, para detener matarme yo mismo. Escribía para luchar contra sus estados de ánimo que lo hundían en la depresión. Luchó mucho contra la aprobación de su masculinidad de mil formas.


Un domingo al amanecer, bien temprano tomó la decisión de “irse”, el día anterior había estado en un chequeo en la clínica y recibió unos choques eléctricos que a lo mejor le desestabilizaron el cerebro y le dislocaron mas las emociones.


Hay otros dos libros titulados de forma especial, como un símbolo de nuestras vidas:” Adiós a las armas”, algo que debemos dejar por la mitad de la vida para no pelear mas, ni con la realidad, ni con Dios, ni con las frustraciones.


Por quién doblan las campanas”, otro libro fabuloso que de alguna manera señala el final de nuestra existencia y debemos escuchar las campanas del final, en reposo, en paz, con la alegría de saber que estamos en la tarde-noche de la muerte. Presentir el velorio de corazón. Estos dos libros simbólicos en sus títulos acompañan el final de su vida debido al suicidio. Talvez el MARLIN, es él mismo al borde del suicidio, se pegó un tiro a sus carnes vacías de sentido y emoción. Con el cerebro frágil y destruido, pero no derrotado.


Escribió otros libros: “Fiesta”. “Paris es una fiesta”. “El jardín del Edén”. “Tener o no tener”. “Hombres sin mujeres”. “Muerte en la tarde”. “Las nieves del Kilimanjaro”. “Islas en el golfo”. “Al otro lado del rio y entre los árboles”. “En nuestro tiempo”. “Islas a la deriva”.

Titulaba muy bien sus escritos y sus libros.


Noviembre 11 de 2.019

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