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Foto del escritorEl Camino del Yak

La última cena es la primera eucaristía de la perplejidad



Los Reunió para la despedida y quedaron perplejos, la mayoría, otro (Judas) cometió unos errores en cadena, OTRO salvó la vida de la humanidad en la Cruz.

Tres reacciones diferentes ante el mismo suceso de la Cena de despedida.

Los once quedaron sorprendidos, perplejos, no supieron lo que había pasado. Estuvieron en un ritual íntimo de despedida, pero no comprendieron la intencionalidad.

EL OTRO, JESUS, Tomó PAN y le pronunció unas Palabras y les habló de ENTREGA.

Luego la COPA CON VINO y se le ocurrió decir que iba a ser derramada la Sangre.

Añadió además que uno de los que estaba ahí en el ritual, lo iba a traicionar. Nadie sabía de qué estaba hablando, ni sobre quién.

Pero el aludido salió para entregarlo, venderlo y traicionarlo (Judas). Fue a donde los Sumos Sacerdotes para avisarles dónde encontrarle. Recibió el dinero de 30 monedas y lo entregó. Eso es tomado del libro de Zacarías Capitulo 11, 12-23 donde se rompe la fraternidad entre Judá e Israel. La historia de Ajitófel, (se ahorcó). Todo esto esta sacado del libro de 2 Samuel 17,23. Con estas dos lecturas organizaron la narración de Judas en el Nuevo Testamento.

De los perplejos y sorprendidos no se supo nada en esos momentos iniciales sino hasta que dejaron la perplejidad mucho tiempo después y gracias a la Acción del Resucitado despertaron a la Misión de Predicarlo por todo el mundo. Cuando organizan las primeras fracciones del pan en los hechos de los apóstoles hacia el año 45. Narración hecha por Pablo. Hechos Capitulo. 2, 42.47 cuando se reunían para orar, darles a otros ayudas según sus necesidades y cantar. Allí aprendían. Vivian unidos, a eso apunta la utopía del evangelio.

Jesús cumplió con la tarea de la Vida que es morir por los demás como el grano de trigo que solo es fecundo en la Tierra, en el silencio, en la multiplicación.

Esa cena de despedida como la que narra el libro del Génesis en el capítulo 49, es el mismo ritual que repite a Jacob despidiéndose de sus 12 hijos y a cada uno le da recomendaciones. Aquí en esta narración Jesús aprovecha para pronunciar unos discursos especiales si nos atenemos al enfoque que hace Juan en su Evangelio.

Me parece que la Eucaristía es fundamentalmente una confrontación con la Palabra: Jesús se compromete a morir por nosotros, Jesús acepta que la Palabra Encarnada, hecha vida debe morir. Que está dispuesto, por lo tanto, a ese Paso fundamental y lo acepta en el Silencio. La Eucaristía es para guardar silencio, procesar la Palabra en el corazón, disponerse a morir para vivir, entregar el cuerpo en el servicio y derramar la sangre en el sacrificio. La Eucaristía es un ritual de conmemoración para preparar la Palabra en el Silencio, preparar la Palabra para la confrontación…hasta llegar a pronunciar las palabras de la Consagración…. Y desde allí tomar el alimento que es en el fondo ser pan cada uno para los demás, pronunciarme que soy sangre en el servicio.

Este PASO personal es repetir en mi libertad y responsabilidad la Pascua del Señor que ya lo hizo, pero lo sigue repitiendo en todos los que estén dispuestos.

Esa Ultima Cena es un ritual para reunir con la Palabra y el Silencio a gente que desee realizar de a poco el Paso de servir y gastarse por los otros. La vida para cada uno es preparar la Pascua, el Paso por la vida, hacia la muerte, y mientras vivimos hacer algo por los demás. Orar, hacer crecer la conciencia, fortalecer el espíritu. Domesticar la fiera interior que tanto mal nos hace. Disponer la fuerza interior para servir a los demás, ser humilde, crecer en la Conciencia solidaria. Dejar que el Señor Jesús nos llene de tal manera que podamos transparentarlo en los otros. Inundarnos de la dinámica de Dios. Comer es celebrar la pascua cotidiana en la entrega, en el servicio, en la tolerancia, en la paciencia, en la bondad. Orar es estar pendiente de vivir AM.PM. Haciendo Presencia de Dios en nosotros: eso es vivir la Encarnación.

La Eucaristía diaria es la fuerza especial para ganarle a la maldad en cualquiera de las formas que se presente, nos acose, y estemos dispuestos a transar contra el mal. Ganarle a la maldad es la propuesta fundamental de vivir como cristiano-católico-Humano.

Para eso es la última Cena que es la primera Eucaristía. Partir y compartir el pan como el símbolo del alimento humano integral.

Jesús realiza cuatro acciones-verbos en la Ultima Cena que es la Primera Eucaristía: Tomar pan y vino, Bendecirlos que es decir bien, partir con los discípulos que no salían de la perplejidad… compartirlo para que ellos lo repartieran a las gentes.

Hoy nuestra Eucaristía es tomar las ofrendas, ponerlas en la patena y en el cáliz, levantarlas hacia el cielo y junto con ellas ofrecernos nosotros para que el mundo sea mejor, apostarle a la bondad, ser radicalmente luchadores de la maldad cualquiera que sea la manifestación en que se presente.

Antes de la Consagración BENDECIRLOS, que es la manera de ser conscientes que decimos una cosa y hacemos otra, pero esa soldadura interior que el Señor va realizando en nosotros es un proceso largo y dispendioso que se hace con el tiempo, la oración, las Eucaristías repetidas, la saturación de Dios en cada uno. Tomar conciencia que la Coherencia entre el Decir y el Hacer es una manera vital de existir alertas con el Señor Jesús a nuestro lado.

Bendecir es querer el Bien, a toda costa el Bien, Desear el bien en todo momento, sobre todo cuando está amenazado por la maldad.

Con las palabras de la Consagración empeñamos nuestra palabra para que nosotros seamos Pan entregado y Sangre derramada en el servicio. Partir es dividir el pan y alargar el vino para todos.

Repartir, compartir, es darles vida a los otros, serviciales en todo momento en cuanto esté a nuestro alcance. Es gastarnos dando nuestro tiempo, espacios, atenciones, afecto a quienes lo necesitan y confían en nosotros. Escuchar el dolor ajeno, no juzgarlo, comprenderlo hasta el máximo y orar por el afligido-frágil que nos descubrió su dolor, orar por él y acompañarlo. Repartir es contagiar a los otros de fe y alegría, de esperanza y compasión.

De muchas maneras la Eucaristía es contra toda forma de violencia, eso es lo fundamental como CONMEMORACION. Tomar es incluir a todos, no dejar a nadie por fuera, tener mucho cuidado en no seguir excluyendo que es lo que hacemos de mil formas.

Bendecir es contrario a mal-decir que es pronunciar con incoherencias nuestra vida entre el decir y hacer lo contrario.

En nuestras eucaristías no hay Judas, se supone el máximo de confianza entre los con-celebrantes, no podemos juzgar a nadie ni advertir con la mirada de rechazo o desaprobación a quien también celebra la FE.

Partir es dividir para sumar, es dar a los otros lo que podamos, nuestras riquezas son cualidades y bonos recibidos para hacer la vida más fácil, sobre todo a quienes les cuesta más vivir.

Compartir es contrario a amasar, guardar, quedarnos con algo. Ay del que acapare, quite a los otros, se quede con algo de la vida. La vida es para que fluya, corra, multiplique los granos. Amasar, atesorar es contrario a ser cristiano, católico, incluso humano. Compartir alude a sacrificio, ayuno personal, a privarnos de algo, a ser mejores cada día.

La Eucaristía alude a la noche de la violencia, de la traición, de la falta de sinceridad, de la venta, de las monedas que en el fondo sobraban tanto que después se dio cuenta que no servían para nada y corrió a devolverlas, en su arrepentimiento, ya era tarde: la maldad estaba consignada. La maldad toma tiempo en darse cuenta de todo el daño que realiza, todo lo que destruye, todo lo que maltrata. Casi siempre cuando el mal está hecho es que adviene el arrepentimiento.

La bondad necesita del tiempo de maduración, de decisión para empezar a transformar. Por eso es necesaria la inicial perplejidad para que algún día irrumpa el tomar, bendecir, partir y compartir.

Jueves Santo, marzo 20 de 2.008

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