Muchos aspectos de la vida, sin la LITERATURA, no se podrían expresar, no las conoceríamos sino hubiera la poesía, la narración, la capacidad folclórica de contar lo que sentimos. Es gracias a la expresión artística que podemos expresar hasta los sentimientos mas íntimos y complejos. Bienvenida la LITERATURA, a nuestra civilización, a la creatividad humana, a la expresión de la vida escrita.
Hay en Colombia tres novelas esenciales para delatar la fuerza de los escritores colombianos: “La María”, “la Vorágine” y “100 años de soledad”
“La María” es una novela romántica que transcurre en una casa-hacienda del Valle del Cauca, descrita dentro de una familia con dinero tal, que todo combinaba dentro del aire amoroso, la ternura de la familia, la educación de sus habitantes, el dolor por una serie de enfermedades que aparecían y se acumulaban de manera inverosímil complicando la vida de los invitados a vivir la novela, la alegría de los sentimientos de los protagonistas. (persiguiendo el AMOR, se mezclaban los rituales de la esclavitud). La María fue best seller en 1.860.
Un amor entre dos, ricos educados, tranquilos, que podrían expresar su amor de manera limpia, transparente, pero las represiones de la época, y una enfermedad fueron un muro infranqueable para que ese amor pudiera surgir.
2.
“100 años de soledad” es una narración que sucede en un pueblo mítico llamado MACONDO, donde ocurren una serie de sucesos extraordinarios llenos de misterio, de historias truculentas, en medio de una guerra civil de 1.000 días de duración. Personajes que entran y salen en un pueblo desordenado que poco a poco se va organizando y que sufre los cambios de la sociedad a partir de las dos clases de vivienda: una fina de los bananeros con perfil extranjero y otra llena de pobreza como es la de los obreros y campesinos. Separadas por la carrilera del tren que transportaba a las gentes y los cultivos de banano.
Esta novela plantea otras formas de amar. Una casa solariega, llena de gentes que iban y venían. Pasajeros de todo tipo entremezclados con aires familiares y conocidos. Amores perros llenos de contravías, contradicciones y caprichos. Amores libres y comunes que de alguna manera tampoco pudo surgir por miles de dificultades, egoísmos y violencias.
Esos que mas tarde van a sufrir la MATANZA DE LAS BANANERAS. (la búsqueda del amor en medio de una casa solitaria llena de gentes de todo color, la esclavitud paseaba por las calles y corredores de Macondo).
3.
En 1.924 un escritor fabuloso llamado JOSE EUSTASIO RIVERA, se va a adentrar en plena selva para describir una maraña de sucesos violentos en su novela “LA VORAGINE”. Esta novela fue best seller en 1.924
Es la vida de un aventurero, Arturo Cova que huye con Alicia, una mujer sencilla de Bogotá y los mueve la fuerza de una selva-bosque en pleno llano colombiano a donde se van a vivir para camuflarse de la vida real de la Capital. José Eustasio nació junto con otros diez hermanos en la familia de Eustasio Rivera y Catalina Salas, de origen humilde, pudo estudiar gracias a los religiosos que lo admitieron en colegios organizados: Santa Librada y San Luis Gonzaga. Desde pequeño se caracterizó por escribir y narrar muy bien, además que tenía unas dotes de poeta y romántico que le facilitaban la expresión. Algún día pudo escribir este sentimiento:
“Loco gasté mi juventud lozana
En subir a la cumbre prometida
Y hoy que llego; diviso la salida del sol,
Tras una cumbre mas lejana”
Y mas adelante escribe de manera raja tabla:
“ Mas tarde lloré por mis aspiraciones engañadas,
Por mis ensueños desvanecidos,
Por lo que no fui,
Y por lo que ya no seré jamás”.
En la “María” era fácil narrar el romanticismo, la emoción amorosa de los personajes. Pero aun en La novela romántica el amor fue difícil manifestarlo; la soledad, la ausencia, la enfermedad fueron barreras pesadas de traspasar.
En “100 años soledad”, la casa solariega de Macondo permitía todos los cuadros amorosos que se tejieran en las distintas habitaciones e historias de enredos de todos los pasajeros que pasaran, pernoctaran y ensayaran diferentes estadios de amor y soledad, de desamor y abandono que ocurrieran. Sin embargo, en pleno Macondo, los enredos y las manifestaciones amorosos de tanto tipo, se vieron amargadas por miles de dificultades y tensiones. El amor no se pudo vivir de manera limpia. Todo el final de esas historias amorosas, se vieron amenazadas por enfermedades que llegaron en forma de presentaciones fulminantes: la aparición de la soledad, en forma de peste, la del olvido, otra invasión de la peste, la del diluvio que se presentó como peste eterna hasta borrar a Macondo de la realidad. La magia se convirtió en peste para siempre y así borrar a la población de manera total.
Pero en la selva húmeda, violenta, sangrienta del Caquetá y Amazonas ese lugar no permitía de ninguna manera los sentimientos amorosos, ni la cercanía honrada de los cuerpos.
El AMOR, brota de un triángulo cercano donde inciden un Deseo, un Sujeto que ama, y un objeto que recibe. Pero la historia rota desde el principio era un Arturo Cova que invita a Alicia a huir de la capital de Bogotá para refugiarse en una selva desconocida y pasar lejos de la realidad toda una serie de pasajes violentos y apocalípticos a los que se arriesgaron a sufrir en un mundo desconocido.
Cuando unas personas toman la determinación de huir, de no aceptar las realidades, de querer cambiar las imposiciones de manera rebelde sin ninguna otra razón que la violencia, la REALIDAD TRANSFORMADA y no aceptada, se torna una tortura inmisericorde y llena de trampas amorosas que destrozan todo lo que encuentran a su paso y mas en la selva. La vida amorosa se convierte en una cadena de frustraciones, de violencias, de enredos, de agresiones pasionales, de una caja de pandora mezclando iras con venganzas, pasiones con envidias, egoísmos con agresiones y así de manera encadenada hasta el infinito.
En un escenario como la selva llena de trampas, de peligros, de violencias, de egoísmos malandros es imposible tener un deseo limpio, un sujeto que sea capaz de amar y una mujer que esté dispuesta a ser querida.
Fallan los tres elementos del trinomio de manera esencial. Aquí no hay amores bien presentados sino quejas, lamentos y faltantes de todos los involucrados que no encuentran afecto limpio sino egoísmos ramplones que no satisfacen ni plenifican. Es que el AMOR, no se busca en la miseria de pedir, de exigir, de recibir sin DAR. El AMOR no es una mueca del NARCISISMO, sino una donación continua de servir, de dar, de entregar afecto, de ser atento a toda hora y estar dispuesto a vivir entregado al objeto amado. El AMOR no es un espejo para que yo me asome a mí mismo, sino un panorama abierto para que esté pendiente del otro a quien amo y por quien vivo.
La narración de la VORAGINE, es un carrusel de amores vacíos, violentos, desordenados, llenos de crudeza. Por su literatura van desfilando personajes casi todos oscuros, envueltos en la miseria. Es toda una sociología cruel que describe un mundo en la selva lleno de toda la caja de pandora abierta: envidias, celos, venganzas, agresividades, maltratos, indiferencias, rabias, esclavitudes, violencias, irrespetos a la dignidad humana. Así es la vida de la selva, descrita por Eustasio Rivera en la Vorágine.
La novela transcurre en pleno auge de la industria automotriz; el señor Ford empieza a producir en cadena los carros Ford en Detroit y necesitan caucho para las llantas y otros componentes. Las selvas del Caquetá y Putumayo, la selva del Amazonas está plagada de caucho silvestre y anónimo. No hay dirección humana, no hay vigilancia; todo vive y se sufre a la deriva. Hay unos vándalos como jefes que esclavizan de manera violenta a otros muchos: se llama la CASA ARANA. (encabezados por Julio César Arana del Águila).
Un héroe que sale de Bogotá huyendo y se adentra en la selva Amazónica termina buscando al amor de su vida con la que se fugó de la capital y acaba en una odisea laberíntica por esa basta zona húmeda que es la selva en medio del CAUCHO.
Transcurría el año 1.920 la novela denuncia las agresiones y la violencia social sufrida en esta zona malvada que sufrían las gentes que vivían en este infierno verde. Es una novela inagotable para denunciar la violencia, los enredos limítrofes entre Brasil, Perú y Colombia. Las contradicciones entre la crueldad, la miseria, la muerte que es encuentran a cada paso en medio de todas las dificultades como son las de vivir en plena selva con tantos peligros no solo de la naturaleza sino de las trampas humanas. Podemos decir que todos los personajes que juegan en la novela son esclavos del caucho, victimas del dinero que ganan, pero no cobran, porque es ante todo una rueda de chicago degenerada que terminan de trabajar cada semana y lo que les pagan es para quedar debiendo para la siguiente semana, todo se lo descuentan y nunca terminan de ganar el sueldo semanal porque es mas lo que deben, que lo que ganan.
Colombia acababa de perder el estado de Panamá, ya había sido herido con esa separación. Ahora podía pensar que los límites con Brasil. Venezuela, Perú podían sufrir una serie de tensiones fronterizas que de alguna manera irrumpieran otros dolores mas. La naturaleza le creaba al ser humano en la novela, una serie de contradicciones, malestares y crisis bastante alarmantes que, envueltas en las discordias, las peleas humanas, los egoísmos amorosos aumentaban las violencias de la guerra y las separaciones sociales en plena selva.
SELVA, es un escenario lleno de conflictos, de dificultades, un territorio específico para narrar una NOVELA crítica y llena de tensiones de dos clases: los provocados por la NATURALEZA y los momentos humanos dolorosos.
“Jugué mi corazón al azar y me lo ganó la violencia”, frase esculpida en las pieles como en las cicatrices de los tallos en los cauchos. En la selva hervía la violencia persiguiendo el DINERO, detrás de la lujuria y de las carnalidades a cualquier precio. Colonos y esclavos, putas y miserables, bandidos de todo tipo con abusadores y violentos. Homicidios y feminicidios, robos y traiciones, De todo; la calaña humana mezclada por todos los horizontes.
En la Selva hay tiempo para describir las “hormigas tambochas”, en caravana infinita haciendo temblar la tierra a su paso lento pero decidido por el trabajo de cortar las hojas, transportarlas y guardarlas en las cavernas misteriosas de los hormigueros y defenderse para el invierno. Eran de color rojo y de muchas maneras amenazaban no solo al ser humano esclavo y victima sino a una naturaleza llena de fragilidades.
A todos los devoró la SELVA, casi a así termina la novela sin tiempo para mas descripciones que la ausencia de vida después de semejante cadena de desencuentros sin ton ni son, a no ser para contar las tragedias y las violencias de la selva, recogidas en una síntesis final.
La novela se escribe en 1.924 pero todas las descripciones de sus párrafos siguen siendo la misma tragedia narrada en su lomo. El caucho se acabó, la selva se borró, la marimba llegó, la coca se sembró, las tragedias humanas siguen vivas y dejando las huellas del caucho agotado en los cuerpos humanos.
“¿No crees que huimos de un fantasma, que no es mas que nosotros mismos que nos hacen sentir miedo?”. Por lo general así es el miedo que a uno lo cobija en la selva, pero no es mas que la conciencia que acusa durante la huida. Me gritaba a cada rato: “me sacaste de la inexperiencia en Bogotá, para traerme a las desgracias desconocidas del Casanare”.
“Qué poder maléfico tiene el alcohol,
Que humilla la razón humana.
Abajándola hasta la torpeza y el crimen”.
De pronto llegaron a la selva:
“Oh, selva, esposa del silencio, madre de la soledad y de la neblina”.
La Vorágine, termina expresando “que la Selva los devoró, ni rastro de ellos”.
La selva acaba con todo; incluido los amores superfluos, los amores escondidos, los amores fortuitos, los amores perros, los amores disfrazados, los amores sin cimientos, los amores llenos de sinsentido, los amores falsos, los amores egoístas, amores torcidos, amores lujuriosos, amores traicioneros, amores malandros ”.
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