Este es el evangelio de la Puerta. Puerta es un utensilio espectacular inventado por la humanidad. Abre, cierra, separa, une, traza un límite pero junta. Detrás de la puerta genera sospecha, con la puerta abierta todo se aclara. Una puerta abierta da seguridad, la otra cerrada a veces genera dudas, inseguridad y aísla.
Estamos rodeados por puertas, nos toca abrir y cerrarlas. Nuestra casa es una colección de puertas, lo mismo el trabajo.
Cuántas veces nos abrieron una puerta y la oportunidad nos permitió sobresalir, ganarle a la vida. Otras veces nos cerraron las puertas y todo se derrumbó.
Algunas veces el miedo no nos dejó traspasar la puerta y perdimos. En muchas oportunidades nos atrevimos a cruzarla y ganamos.
La puerta es un límite de la curiosidad o del miedo, del atrevimiento o de la soledad.
En pareja, en familia, en las relaciones humanas usted puede abrir las puertas, cuando es detallista, ameno, alegre, servicial, tolerante, indulgente y perdonador. Esas personas son humanas.
Pero en esos mismos parámetros de la pareja, familia y amistades y con los clientes usted puede ser CASTIGADOR y CERRAR PUERTAS, maltrata, egoísta, no perdona, exige, descalifica, se aparta, demanda sin afectos, se cree el “dueño” de la vida respecto a los demás. Manda a los otros y se impone en sus caprichos creando un clima raro en el hogar, dizque porque sus parámetros son así y punto!
Y después cuando vienen las CONSECUENCIAS, exclama pero “si no hice nada”, precisamente porque no hizo nada se tiró todo, defraudó a los otros, acabó con sus relaciones. Cerró la puerta….maltrató el universo! Espero que revisemos nuestra caja de pandora, que a toda hora con nuestros comportamientos y conductas egoístas, desparramamos la vida haciéndola penosa, grosera, dolorosa.
2.
Esta reflexión desemboca en la narración de un mito prodigioso que nos da unas enseñanzas extraordinarias para ajustar este evangelio. LA CAJA DE PANDORA, Dice este mito lo siguiente: Zeus ordenó a Hefesto la construcción de una mujer hecha en arcilla, muy hermosa como todo lo femenino y le sopló vida por dentro y por fuera de su piel. Y envió a la mujer a Epimeteo, junto con una caja misteriosa y la mujer pero con el compromiso de no abrirla. Pero todo lo humano es curioso, es armónico, y con la Palabra para persuadir. Con esas tres riquezas humanas que nos dan la riqueza y la alegría de vivir al mismo tiempo nos viene la muerte.
Todas las puertas la abre el belleza, la curiosidad y la persuasión de la palabra por medio de su fuerza y su magia. Le dio por abrir la CAJA DE PANDORA, y se le complicó la vida se desató la curiosidad que no posee limites, ni fronteras, ni posee medida…es insondable, no se llena, cada vez quiere mas y mas… Desde el fondo de todas las maldades humanas que se salieron de la Caja de Pandora….vino la perdición. Todo se estrechó, todo se complicó….vinieron los errores, los horrores, las equivocaciones…..y usted y yo somos la víctima o el victimario.
Cuantas veces usted abrió la Caja de Pandora y se le salieron los males, los errores, las dificultades, las crisis, las enfermedades, las realidades groseras. La caja, es un símbolo de la maldad regada, dispersa, haciendo daño. Se creyó mas armónico que los otros, la palabra se le subió a la razón y habló más de la cuenta y la curiosidad lo envolató por la vida. Es un símbolo de las crisis, de los males, de los “otoños con inviernos” que nos hacen pesada la vida y tormentosa la existencia.
3.
Avanzo en mi homilía recurriendo a un símbolo existencial: el 13 de enero del 2.012 un barco maravilloso que navegaba por el mediterráneo, llamado el COSTA CONCORDIA, llevaba 4.300 persona a bordo entre pasajeros que querían pasar las vacaciones en el océano, encalló frente a las costas de la Toscana, al frente de un pueblo blanco llamado Puerto Giglio. El mayor naufragio después de la tragedia del Titanic. Lo causó la curiosidad, la distracción, el afán de protagonismo del capitán Schettino, y se arrimó demasiado al peligro, jugó con la vida, cometió un error garrafal, traspasó la puerta, abrió la caja de pandora.
El capitán del buque abrió sus puertas a la curiosidad, le dio soltura a sus caprichos, abrió las puertas a su prepotencia…pero le cerró las puertas a todos los pasajeros y posibles clientes que desearan vacaciones a bordo de barcos de esa empresa, por desconfiar, la irresponsabilidad CERRO LAS PUERTAS.
Todo esto apunta a la reflexión de este evangelio de hoy. Sobre la puerta, sobre la caja de pandora y la curiosidad que nos desata miles de errores y problemas. De usted depende por cuál puerta abre o cierra. Sale o entra a la vida.
El libro del Eclesiastés nos anuncia que usted y yo somos un cuerpo carnal, lleno de instintos como la caja de Pandora pero por otro lado tenemos la inteligencia y la prudencia, la alegría de la fe y la espiritualidad para que podamos vivir en el Señor Jesús y no al servicio de todas las materialidades que nos causan el dolor y la frustración. Las crisis de la vida ocurren casi siempre por saturación de materialismo, de desnivel humano, de tragedia con una vida sin sentido, por errores acumulados que fatigan y saturan….hasta que la espiritualidad salta, reclama y pide que le demos la oportunidad, le abramos la puerta tanto tiempo cerrada…para que nos abramos a la Trascendencia.
Incluso es tal que la puerta usted la cerró para poder vivir “como ateo lleno de justificaciones vulgares” que no lo dejaron alimentarse de forma adulta, madura y amorosa. O aprovechando las debilidades de la iglesia para darse permiso de irse-alejarse-y no creer.
Usted mismo cerró las puertas a su trascendencia, a su espiritualidad. Como un día la cerró el gran filósofo Paul Claudel.
4.
Si usted ha cometido errores irreparables como el hundimiento de su barco….pida perdón, rehágase, sea humilde, reconozca y póngale la fe a la vida y péguese al Señor Jesús. Piense en la puerta que le abra a la vida humana. Analice su torpeza.
Puede encerrarse detrás de la puerta del egoísmo y la depresión….usted es el perjudicado y con usted otros muchos a quienes no les puede dar la imagen de la superación, de la fuerza, del entusiasmo y de la mirada olímpica.
Un gran filósofo y poeta francés llamado Paul Claudel, fue a la misa de navidad a media noche en Notre Dame en Paris, era 1.880 porque no tenía nada para hacer aquella noche. Y el cántico del coro sensacional entonando el MAGNIFICAT, lo convirtió, esas notas sublimes le llenaron el vacío existencial y la pereza en la que vivía en torno a su espiritualidad llena de conceptos sin amor y muy invadido de racionalizaciones que no lo dejaban sentir, amar y vivir. “Estaba en la segunda columna, en la misma mano de la sacristía, yo era un manojo de razones frías, y de pronto al entonar las melodías del coro se me abrió la puerta de ser un hijo del Padre, me invadió una inocencia especial, me hacía como niño en los brazos del Padre que me había cuidado desde siempre, aunque no me diera cuenta”. Con esos sentimientos narra su conversión, la apertura de su puerta interior.
5.
A propósito de los juegos olímpicos de Rio de Janeiro que terminan hoy, qué lecciones tan marcadas nos dieron los atletas con su esfuerzo, superación, vencer las dificultades, inteligencias para manejar sus tácticas, técnicas y logísticas. 4 y mas años de esfuerzos para enfrentar las competencias. Cuántos ganaron medallas, otros aprendieron, muchos superaron sus propias marcas y records, otros son motivo de orgullo; para su país, familiares y conocidos.
Fueron imagen de superación y entereza para todos los televidentes del mundo, como si todos hubieran ganado. Se esforzaron. Con sus triunfos gozamos, con sus dolores sufrimos. Abrieron la puerta. Le ganaron a la vida. Los abrazos entre ganador y los que lo siguieron sabiendo cada uno de su éxito personal. La medalla de oro esta en abrir puertas, en tomar conciencia de la bondad.
Agosto 21 2.016
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