El evangelio, es una toma de conciencia espectacular que hizo la primera comunidad de cristianos, al morir Jesús y se lo fueron comunicando de viva voz, hasta que en el año 70 sintieron la necesidad de ESCRIBIR unos textos llenos de vida, fuerza literaria, y recuerdos de Fe, para poder conquistar a otros que no conocieron a Jesús. Estos textos apuntan a dejar la maldad-esclavitud y reconocer al Dios Padre Creador. Dejar el mal y hacer el bien. Sentían unas fuerzas internas en permanente lucha: la oscuridad contra la claridad. El bien y el mal. Isis y Osiris. El desierto penoso contra la vida del agua en el Nilo, que era un escenario grato. No entendían cómo esas dos fuerzas desatadas los agobiaban. Y no entendían por qué las dos atracciones. Como usted y como yo que no comprendemos esta lucha interior, pero si sentimos sus consecuencias.
1- La fuerza de la fe es ante todo para luchar contra el MAL.
2- La fuerza del evangelio es para que usted reconozca a Dios Padre Creador y se ponga en actitud y dinámica de construir. Hay una época de la vida que usted siente unas fuerzas grotescas con impulsos descarados para destruir con sus 5 sentidos. Pero amanece mas tarde una estación muy bonita que despunta de a poco y usted se compromete con la creación, reconoce que Dios es Padre Creador y que lo ha invitado a ser arquitecto-ingeniero y constructor de la vida. Todos los pasajes del evangelio con enfermos, con tullidos, con paralíticos, con desanimados, con leprosos son para mostrar que el MENSAJE es para dar vida, para acelerar la construcción, para dinamizar la pereza, para “enrutar” a los que no quieren hacer nada. Para los que sacan demasiadas disculpas y no entran en el proyecto de transformación. Rancharse en la vida, sacar disculpas para no comprometerse es un plan, no solo inofensivo, sino inhumano.
La mitad de la humanidad se levantó esta mañana a construir, a diseñar un mundo mejor, a ponerle el hombro a la Creación.
Aunque se levantaron otros a destruir, a generar maldad, a no hacer nada. Pero esos no crecerán. Nuestras fuerzas suplirán sus conductas. Cualquier pasaje del Evangelio posee tres dinámicas para realizar: anunciar buenas noticias, saber que Jesús nos ha salvado, que Jesús se comprometió con la Creación para que nos desarrollemos como personas en el mundo y arquitectos de la tierra. Segundo el evangelio es para enseñar, Jesús a toda hora está enseñando. Cualquier evento con El, es una lección. Así debería ser nuestra vida: un continuo aprender de cualquier situación.
Jesús ve al mundo enfermo, por eso su intención de curar, de sanar, de darle salud al humano tan torcido-enfermo-desanimado. Estas tres actitudes desatadas desde el evangelio son motivo del proyecto para nuestra vida: enseñar, anunciar y curar. Que nuestras acciones sean para promover a nuestro alrededor, salud emocional y afectiva, enseñar con lecciones vitales y anunciar que la vida merece vivirse con calidad. El evangelio apunta a estos tres desarrollos, de usted depende implementarlos.
A veces creemos que Dios es como un jefe-capataz que ordena, que manda, que impone, que está esperando repuestas suyas. Yo creo que no, lo que pasa es que usted tiene TAREAS, por lo tanto, de usted depende REALIZARSE como persona. 1- No se comprometa con el mal. 2- Anuncie la bondad de la vida. 3- Enseñe a otros, para que haya menos ignorancia. 4- Cure a otros, sane, ayude a que hay mas perdón. Aprenda a estimular a otros, a tener paciencia para no atormentar a los demás, tolerancia con las conductas de los extraños a su alrededor. Enfermos hay alrededor de todos; acompañe, sane, perdone, anime, sea cercano, haga presencia, predique que la vida merece vivirse y estar contento de creer.
Julio 5 de 2.018
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