Como el giro de la tierra en torno al sol es elíptico, entramos en una distancia lejana y por lo tanto llama solsticio.
Es necesario hacer una prueba técnica sobre la vida y eso lo recomiendo de forma amena:
Rehacer algún experimento que a lo mejor hicimos cuando éramos niños. Tomar un frasco de boca ancha, llenarlo con agua, poner un algodón húmedo en la boca y sembrar allí unas dos semillas; pueden ser frijol y arveja. Dejarlo unos días hasta que reviente la raíz, luego el tallo y alguna hoja.
Meditar asi fue nuestro nacimiento. Nacimos de una semilla que fue evolucionando hasta que tomo figura de una matica frágil y vulnerable.
Es dar gracias por la vida. Es tomar conciencia de nuestra fragilidad. Es sabernos en riesgo a toda hora. Es pedir perdón por nuestras faltas de atención con la vida.
Hacer un listado de gazapos, errores, horrores, metidas de pata, desgracias que hemos cometido en la vida. Enumerar las frustraciones, los fracasos de nuestra vida. Las embarradas de la vida a flor de piel. Que de muchas maneras son jugar con la vida, como quitar las semillas del algodón y someterla vida a riesgos innecesarios. Los errores que asustan nuestra vida por dentro y por fuera.
Conversar con el frasco que es como el cuerpo de nuestra vida y pedir perdón por los riesgos que hemos tomado de forma infame contra la vida en forma de errores y horrores.
Enumerar chascos cometidos y que recordamos: no con el afán de atormentarnos sino de tomar conciencia de nuestras fallas vitales.
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