Jesús deja su hábitat, abandona su clan y va a buscar a Juan Bautista y escuchar el planteamiento de el sobre Yahvé. Lo escucha, le gusta el enfoque que predica Juan, se hace bautizar, pero en el rito judío que es sumergirse en las aguas del rio Jordán y se compromete a cambiar su vida.
Pero tiene una discusión con Juan el Bautista porque éste vive cómodo predicando a los que van a escucharle y Jesús ya sospecha que es mejor ir a buscar a quien no quiere oír de Yahvé.
Jesús regresa hacia el lago de Cafarnaúm y comienza la labor misional, predicar entre las gentes a orillas del lago. Habla sobre Yahvé e invita a ser bondadoso, a buscar la voluntad de Dios y no vivir como los fariseos que predican, pero no cumplen.
Consigue 4 discípulos que algún día por “midrash”, van a configurar como si fueran las 12 tribus de Israel, por eso se refieren a que eran 12 apóstoles, pero solo fueron 4. (Andrés, Pedro, Juan y Santiago, dos parejas de hermanos.)
Pero cuando va a comenzar su predicación, vida de misión, y la dinámica apostólica es conducido por el ESPIRITU DEL MAL, al desierto.
Y los evangelistas narran que tuvo 4 tentaciones, fundamentales que son las mismas que tenemos usted y yo: poder-valer-tener-saber.
Una catástrofe interior que salpica hacia afuera:
Las luchas por Poder=, quien quiere mandar, imponerse, esclavizar a los otros.
Valer= creerse mejor que los demás, humillarlos, ponerse por encima, esto debido por cualquier causal social, económica de oportunidades, inteligencia.
Tener= acaparar, codiciar por encima de los otros, quitarles, sobredimensionar sus haberes, maltratar al pobre e inferior en algunos aspectos, malgastar, derrochar, gastar sin medida y abuso.
Saber= es tomar una medida de creerse sabio por encima de los otros y abusar de su ignorancia, su pobre saber, sus escasos conocimientos y pretender una personalidad muy subida y con prepotencia. Creer que se tiene la verdad y por lo tanto los demás no tienen ningún asomo de opinión. Olvidarlos y humillarlos.
Con estos 4 verbos nos destornillamos de forma inmisericorde y grosera para desvalijar a los otros que consideramos por debajo en cualquier posición con referencia a nosotros.
Estas mismas 4 tentaciones, dice la teología que Jesús las sufrió, pero no cayó en ninguna.
“Que estas piedras se conviertan en pan.” La tentación de poder. Convertir piedras en alimento.
“Todo esto te lo doy si te postras”. La tentación de tener. No se le ocurrió cambiar cosas por acumular.
“Arrójate de aquí hacia el suelo, desde el pináculo del templo, no te pasará nada” Le ganó al valer, creer que la historia no le cobraba nada, que pasaba haciendo show, llamando la atención de forma ampulosa y hasta escandalosa.
Poder descubrir que EL SABER, de la maldad escondida y en forma de tentación no lo tomó por sorpresa, Jesús le apostaba al BIEN, de todas las maneras. Con el mal, no se tranzó nunca en ninguna circunstancia.
Esa es la lección fundamental, luchar contra la TENTACION, llena de trampas para tumbarnos en la gracia. Tentación que siempre viene de afuera.
A cada uno de nosotros nos toca luchar con aquellos 4 verbos descarnados e inhumanos que a nosotros nos atropellan para arrasar a los otros, a nuestro alrededor. Con esto rivalizamos y destruimos la vida humana.
Hay que vigilar, con la oración y la defensiva para no caer en las tentaciones, conocer al mal que nos pone la trampa, revisar, tomar conciencia, estar pilas de día y de noche.
Vivir afuera, es vigilar la tentación y la maldad, que se nos aparecen a toda hora, como si nos llevara al desierto de la soledad.
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