Esta es una pregunta repetitiva, hasta que mi corazón y mis ojos combinen con el dolor que vea a mi alrededor y sea capaz de continuar con la obra de Jesús, cuando pasó por la tierra pero que en su corazón sigue doliendo.
El corazón de Jesús sigue herido, sigue sangrando, le duele la humanidad. Pero EL mismo, llegó a la cruz como testigo de que es el dolor lo que mas transforma, cambia, doblega al ser humano para convertirlo en sensible. El CRISTO en la cruz de alguna manera es la imagen de cada cristiano dolorido, sensible, humano, frágil, vulnerable por el dolor de la tierra toda que gime.
Es como estar preguntándome, qué hago-qué he hecho-qué puedo hacer en todo momento por los demás que van para la Cruz.
Porque lo que desea Jesús es “conquistar a todo el mundo y sanar el dolor de toda la tierra.” Él, ya lo hizo en la Cruz, ahora nos toca a cada uno su cuota.
Hay que caminar con todo el dolor de la tierra para algún día reunirnos en el BANQUETE DE LA MESA del Señor con todos reunidos. El dolor nos desintegra, pero el ALIMENTO nos une.
La enfermedad nos aísla, pero el afán por calmar el Hambre, nos hace buscar el PAN Único.
Es que el origen fundamental de la historia de salvación comienza en el EXODO, cuando el pueblo esclavo en Egipto vivía oprimido. Y vio Dios a su pueblo encartado con sus sufrimientos, oyó sus clamores, se apiadó de sus dolores, escuchó sus peticiones, bajó para estar con ellos, los sacó de Egipto, los llevó por el desierto, los condujo a un oasis y les dio una tierra. Durante todo ese caminar les manifestó SU PRESENCIA, para acompañarlos.
Es increíble como nosotros al ver tanto dolor, enfermedad, sufrimiento y miserias junto con la maldad humana…lo único que hagamos es criticar, pelear con Dios, echarles las culpas a los gobiernos, mirar para otro lado, no escuchar dolores, huirles a las fatigas humanas, reírnos, fugarnos de la realidad, no mirar de frente el sufrimiento, no escuchar al que sufre, hacerle una “visitica” y salir de allí lo mas rápido…no cargar las penas de nadie porque QUE PEREZA. No tengo porqué aguantar a nadie, ni cargarle las penas y dolores…
Dónde queda la Fe, si la Fe es VINCULACION con el Señor Jesús a través del sufrimiento de los rostros de las gentes, deambulando por la vida sin saber que vamos todos juntos en busca del Reino de Dios. Vamos caminando en medio de dolores transformándonos juntos. Y lo que mas transforma en seres sensibles es el dolor, la enfermedad, el sufrimiento, los accidentes y el deterioro rápido o lento….
Por eso la eterna pregunta; qué hago, qué he hecho, qué haré de aquí en adelante. Porque Jesús en la Cruz y la violencia del mundo me interrogan para que haga algo…. Contemplar el dolor de la humanidad me transforma si me comprometo y hago algo real, concreto por alguien.
Seguir preguntando, seguir sintiendo el dolor de las gentes no solo a mi alrededor sino lejos en los confines de la tierra donde el sufrimiento atormenta a las gentes.
Qué hago, qué he hecho, qué puedo seguir haciendo…cada vez con mas finura y profundidad. Con seriedad y compromiso interior.
Todo el mundo con sus gentes, es como un gran Cristo, clavado en la cruz por toda la tierra…con todos sus dolores, heridas, azotes, “mallugaduras”, cardenales de sangre seca y viva, cicatrices psicológicas de traumas de ayer que siguen violentando. Todo este caudal de gentes violentadas, violadas, hambrientas, injustamente sacadas de sus tierras, inmigrantes de todos los colores, marginadas, llenas de dolor y enfermedades sin ningún tipo de atención y medicamentos serios que aumenten la salud.
Allá arriba la Cruz será un lugar psicológico para mirar como bálsamo, pero antes las miradas llenas de compasión hay que acercárselas a las gentes marginadas, rechazadas, doloridas de la vida.
¿Descubra con cuáles ojos y a dónde mira usted el DOLOR y la soledad de la gente?
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