La fe es una dinámica que tenemos todos los seres humanos para poder vivir. Sin fe, no hay flotador para sobreaguar por el mar de la vida. La fe es una fuerza que tenemos todos según su cultura. La fe nos permite creer en sí mismo, en los demás, en la vida, en la responsabilidad con la tierra, en una fuerza profunda que tenemos y se llama Dios, aunque se llame de mil formas según terrenos varios e idiomas distintos.
La fe es un puente para atravesar a toda hora y unirnos con la trascendencia-espiritualidad. Asia en sus culturas antiguas está sembrada de templos, pagodas, monasterios, ashram, oratorios por toda la geografía, muy parecido a los mayas en la península de Yucatán en México y Guatemala, territorios bastante espirituales que fueron el centro de la habitación de estos antepasados.
Pero ese flotador, hay que revisarlo sino se puede hundir con usted que cree que no hay fallas. Es como el avión que se queda sin gasolina y cae!.
Hay que estar revisando los marcadores, los sensores, los relojes del tablero que tiene frente a usted en su conciencia. Porque fallas pueden ser muchas: estamos llenos de desafíos externos que usted invita a su carácter, temperamento, fragilidad y costumbres.
Van creando una mancha tenaz que con el tiempo no se quitan y derrumban su vuelo: El afán por los placeres, el prestigio, el poder, el dinero, acaparamientos, búsqueda de privilegios, shows externos, curiosidades malsanas, dominación, explotación, “casinos” interiores donde juego solo y me margino en el egoísmo, imágenes falsas de Dios para justificarse y acomodarlo a sus caprichos.
Hay que ponerles cuidado a MIS ideologías, materialismos, cultos raros, injusticias, irrespetos a las vidas ajenas, inconsciencias ecológicas con la naturaleza, cultos exclusivos de la autonomía humana, alejamientos de las gentes por raza, idioma, color, clases sociales, culturas diversas, religiones, discriminaciones abiertas o descaradas.
Ídolos que usted va integrando a su vida y lo lastiman. Rabias guardadas contra la iglesia, figuras de autoridad que se burla, no reconoce, las vuelve caricatura, negación contra las instituciones, reglamentos, costumbres sanas que usted va olvidando con agresividad y no las integra de forma adulta. Intolerancias religiosas, inquisiciones groseras contra otros, poca asimilación con perfiles científicos que avanzan en las investigaciones y usted todavía está atrasado. Negaciones de las leyes a propósito y con violencia porque le incomodan los reglamentos. Neurosis por todo y contra todos, aumentando sus odios y desamores de manera enfermiza.
Siento algún aborrecimiento de mi pecado estructural y singular. Me aterra ver cómo avanzan mis desordenes de conducta interior y de muchas maneras me complican la vida relacional, hoy. Sería capaz de recibir correcciones de los otros que se atrevan a decirme defectos que tengo y que incomodan la relación de amistad. El mundo con todas sus novedades, me afecta, me taladra, me desordena. Me dejo llevar por cualquier corriente social, de amistades, de ideologías, de conductas que me están oxidando por dentro. Todo esto es como un “musgo” que va creciendo y es amenaza…
Ver la escena de Jesús lavando los pies de los apóstoles…y verme yo ahí con Jesús haciendo esa escena conmigo. ¿Qué siento? Juan 13,1-9. Ir repasando el pasaje evangélico e ir disfrutando el perdón a mi pecado masivo.
Completarlo con el salmo 50,51 el arrepentimiento de David ante su pecado. El pecado de David es como parecido al mío.
Que Jesús lave mis debilidades ocultas, mis comportamientos y limitaciones, mis abusos y sombras, mis pecados secretos, mis aislamientos descarados, mis ataduras manipuladoras. Mi pecado social tiene consecuencias devastadoras, arrollan a los demás por egoísmo propio.
Preguntarme los interrogantes que me propone Ignacio: que he hecho por Cristo, qué puedo hacer por El, reconocer que soy pecador pero llamado a la salvación, solo falta mi respuesta.
Cesar Javier Uribe Jaramillo.
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