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Foto del escritorEl Camino del Yak

Dia 3: PAUTAS DE LA ESPIRITUALIDAD IGNACIANA.



Hay unos postes referenciales dentro del espíritu Ignaciano que tenemos los Jesuitas como centro de nuestro Principio y Fundamento y cada uno lo colorea a su manera dentro de su carácter y personalidad.


San Ignacio pretende que su experiencia propia, la viva cada Jesuita durante su formación y después en su vida apostólica sea capaz de prodigarla, transmitirla a otros y transformarse en Compañero de Jesús.


1. La espiritualidad es todo un proceso de ser puesto con el Hijo. Para ésta dinámica es necesario recurrir a María, y una referencia muy seria de contacto con la Trinidad. Todo es conducido por el Padre Creador, el Hijo Salvador y el Espíritu Santo que todo lo guía por la historia. Y es proceso, porque abarca la vida toda, haciendo un esfuerzo personal y de oración para que el Padre nos transforme y nos asimile a su Hijo Salvador. No se consigue rápido sino con el transcurrir de la vida. Nos vamos haciendo hijos con el Señor Jesús, nos vamos convirtiendo en padres, junto al Padre de la Creación, y nos construimos guías con la colaboración del Espíritu Santo.


Puesto con el Hijo” es un sentimiento de desprenderme de mi mismo, de mis afecciones desordenadas, de mis caprichos, de mis conductas groseras y egoístas que tengo para que poco a poco vaya entrando el Señor Jesús en mi personalidad. Yo me desocupo de mí mismo, y Él va llenando mi vacío.

2. Todo es para la mayor gloria de Dios. Porque el lugar de Dios no es cultual, no es un sitio. “No es aquí, en el monte Garizim” como le contestó el Señor Jesús a la samaritana, sino en el corazón, donde adoramos a Dios. La clave está en la HISTORIA, hacer que la humanidad viva, crezca, evolucione. Es el encuentro con la vida misma donde encontramos a Dios que se hizo historia. Todo este Universo es un ALTAR, de sacrificio, oblación y entrega en el servicio por donde haya gentes. La vida toda que es dolor es un altar, donde me sacrifico, adoro, siento la Presencia de Dios las 24 horas del día, me siento HABITADO por El, que me satura y yo voy sintiendo que me voy llenando de la imagen y semejanza desde afuera hasta por dentro.

3. Vivimos en la espiritualidad de la paradoja. Porque la vida es una lucha de contrarios, un binomio de dos polos. Si se suprime un polo o se “esclusiviza” uno de los dos factores, no se potencializa la ACCION. La vida de un Jesuita es espiritualizar la paradoja, la dialéctica, la lucha de contrarios. Avanzar entre las luces y las sombras. Para mí ya la paradoja no me descuartiza por dentro, sino que me tensiona en el buen sentido de la Palabra porque me empuja hacia arriba y hacia adelante. En cualquier evento o panorama de la vida encuentro a Dios, depende de mi visión espiritual y trascendente que tengan mis lentes para afinar el encuentro con Dios en todo momento, lugar y circunstancia.

4. Misión. Todo Jesuita es misionero en cualquier sitio donde viva y trabaje; aun en oficina, investigación, trabajos humildes, administración, clases, enfermedad, servicio de las ciencias, apoyo espiritual y demás trabajos apostólicos que la Compañía despliegue por todo el mundo, todos los esfuerzos dignidad y oración en sacrificio es TRANSFORMACION para sí mismo y los otros. De ahí que toda vida es misionera. Somos 17.000 mil Jesuitas por los 5 continentes y están en cientos de campos sencillos o especializados. Espiritual o material, para un Jesuita es indiferente. La vida toda es transformadora, es “evolucionante”, es transfiguración en Dios como imagen y semejanza, y todo contribuye este final.

Cada Jesuita es ante todo Compañero de Jesús y camina con una comunidad de amigos en el Señor. Y cada uno reconoce junto con la congregación general 31 que somos unos pecadores perdonados, haciendo esfuerzos por vivir en Gracia, apostándole a la Bondad como fin fundamental de existir junto al Señor, en su Bandera. Es en comunidad donde el ser humano vive, se transforma. Es llevando la BANDERA, de la gracia juntos como irrumpimos en el Pecado y la maldad. Es saturando de bien a la maldad, que el mundo y sus gentes se transforman.


5. En oración constante, a toda hora. Orar es vivir tomando Conciencia. Orar es vivir en contacto con el Señor. Orar es poner la vida al servicio de animar a otros. No tenemos división entre lo espiritual y lo material: la Creación es un espejo de Dios, es un reflejo de su divinidad. Todo salió de las manos creadoras del Padre, regresan salvadas por el Hijo desde la Cruz y su vida de Resucitado y es conducido por Espíritu Santo que nos guía divinizando a la Creación. Solo aquietando el cuerpo, se serena el espíritu y podemos encontrar al ESPIRITU, que nos ilumina de a poco. Termina un Jesuita su vida en la contemplación para alcanzar AMOR, que es el cierre de los Ejercicios Espirituales, derretirse de afecto por todo lo Creado por el Padre. Cualquier creatura y criatura es reflejo de Dios y me llama a ser mejor y ser bondadoso. La oración es una Melodía serena que me arrulla y me conmueve a toda hora, aun durmiendo en la gracia de Dios.

Con estos postes referenciales nos movemos por el mundo haciendo el ejercicio de examinar la conciencia, meditar, contemplar, y cualquier otra operación porque así como caminar, pasear, y correr son ejercicios corporales cualquier forma de disponer el ALMA para que crezca en el Señor, quitar todas las afecciones desordenadas que nos impiden la cercanía con Dios, será otra forma de Ejercicio fundamental para hacer la Voluntad de Dios en todo tiempo y lugar, que es como estar disponiendo el cuerpo todo, para la Gloria de Dios y brille su Majestad en el mundo donde cada uno se mueva y predique.


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