Me atrevo a acercarme de nuevo al mundo mágico de García Márquez y esculcar en sus frases, en su lenguaje, en sus giros, en su pensamiento, todo el caudal de sentimientos que despierta el amor, los desamores, la frialdad, la cercanía, la ternura, los desencuentros, la violencia, la capacidad de respeto, y los amoríos que se manifiestan las parejas y los seres humanos cuando se acercan para buscar refugio y afecto, como un momento de escampado en la soledad de la intemperie.
Esto es otro intento por acercarme a la novela “EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL COLERA”.
Quiero con este documento, intentar acercarme a los amores llenos de desamor, los desamores con pizcas de amor, los encuentros sin caricia, los desencuentros con amenazas, los rituales sin afecto y por puro cumplimiento, los amores que remedan los amores falsos, los momentos falsos, que de pronto intentan asombrar con el amor de mentiras, los amores sin necesidad de advertir ni anunciar nada de amor. Las presencias amorosas que anuncian frialdad, tensión amenazante, indiferencia castigadora, silencio torpe y las ausencias que lastiman, las ausencias que duelen, las ausencias que aburren.
Toda esta frontera tan frágil y débil entre las zonas amorosas y los territorios de nadie, donde el desamor agrede y lastima. Todo esto de los apegos y los desapegos que no sabemos leer y nos agrietan por dentro y nos separan por fuera.
La antropología del ser humano, tiende a expresarse de 4 maneras, el cuerpo lanza 4 formas de comunicación, el cuerpo que es una antena parabólica, necesita para poder manifestar de manera integral todo su potencial con estos elementos de significación: lo afectivo, lo sensorial, lo sexuado y lo genital.
Pero qué lejos estamos de manifestarnos estos lenguajes de significación en la vida.
Comenzando por la educación que a esto no le pone atención, ni si quiera lo pensamos en los colegios, vivimos aturdidos por los peligros, los tabú, las ignorancias, y los miedos que nos estimulan los medios de comunicación y las torpezas del pasado lúgubre y espantoso.
Todavía confundimos los términos, y no ahondamos en los significados profundos como para siquiera, ponernos de acuerdo.
AFECTIVO lenguaje primordial, con el que debimos haber nacido y acariciados desde la infancia por todas nuestras figuras parentales encabezadas por mamá. El contacto físico, la ternura de la piel-a-piel en cercanía respetuosa y humanizadora. Todo el caudal de regalos, atenciones, afectos, detalles, armonía, cuidados, que asombraron la delicadeza y la cercanía para llenarnos de emoción por la vida y de presencias tan importantes para poder vivir. Toda esta memoria que debemos tener en nuestra piel y en los recuerdos para poder ahora en la vida adolescente y adulta poner al servicio del AMOR, de los AFECTOS, del ENCUENTRO emocional y poder manifestar la emoción saludable de celebrar el amor con la persona que queremos.
Pero, no, olvidamos. Es tal la represión y la agresividad camuflada con el miedo que no somos capaces de manifestar adulta, humana y seriamente las emociones que sentimos y los secretos que nos hermanan en la complicidad de querernos y la alegría por habernos encontrado.
SENSORIAL, todo lo que significa abrir los sentidos para ponerlos en contacto con la naturaleza. Ver, escuchar, aspirar, comunicarnos y palpar la realidad con las ventanas de nuestro cuerpo que son los cinco sentidos y que nos anuncian que vivimos con responsabilidad la vida.
Someter nuestro cuerpo a la experiencia de leer la realidad, pero tan amenazada por encerrarnos, por vivir como dormidos, por la velocidad que nos empuja a vivir hacia afuera y no nos permite interiorizar, ni espiritualizar la realidad de otra manera más profunda.
SEXUADO, la marca con la que nacemos, la condición de nuestro cuerpo, cerebro, corazón, y manos tan definitivos para medir la vida. Porque es desde la condición sexuada que hablamos, pensamos, sentimos, actuamos y reaccionamos. Sexo es un sustantivo griego que significa “roto”, “partido”, “escindido”, “quebrado”. Somos rotos de masculino o de femenino según nuestra condición primordial. Tenemos un faltante en el contrario y es necesario asumirlo, anunciarlo, vivirlo, aceptarlo.
Amamos como mujer o como hombre. Vivimos desde la orilla masculina o femenina.
Poseemos un cerebro, un corazón, una piel, y unas manos para pensar, sentir, hablar, actuar y reaccionar con ojos femeninos de primer género, masculino de segundo género y tercer género, incluso con todo respeto. Porque hay tres formas o maneras de vivir sexuadamente.
E incluso se ama desde la perspectiva de tercer género con tintes homosexuales y lesbianos no solo porque nacieron así…sino porque esa es su conducta, sienten esa inclinación y les queda muy difícil actuar de otra forma.
Sentimos desde la riqueza-fragilidad de ser mujer o de ser hombre. Pensamos y decidimos desde la condición sexuada con la que venimos al mundo y nos inscriben. El suceso de ser femenino está inscrito en que el cerebro, los ojos, el corazón, la piel y la manera de ser y proceder marca todas las actividades desde la característica de ser-vivir mujer. Lo mismo ocurre con cada hombre: piensa, siente, habla, actúa y reacciona como masculino y así mismo quiere, ama, desea, y perfila la vida desde esa orilla.
La estructura homosexual o lesbiana, o de TERCER GENERO, organiza su vida corporal con cerebro, ojos, manos y corazón desde allí y vive el mundo desde esa dimensión, así nació y así tiene derecho a vivir y manifestar sus afectos.
Lo GENITAL es una dimensión de comunicación fabulosa que comporta varios movimientos entre dos personas. Comienza con el asombro por el encuentro que pide la desnudez. Cuando dos personas se quieren y entran en comunicación afectiva desean avizorarse desnudos. Esa desnudez avanza más y quieren meterse uno dentro del otro y experimentar el MOMENTO PRIMIGENIO, cuando cada papá y mamá que nos dieron la vida, hicieron ese ACTO AMATORIO que inauguró la vida de cada uno. Volver a repetir ese ENCUENTRO que nos formó el cerebro y la piel toda, es un” deseo profundo de estar con el otro amado”, es esa fuerza que nos invade para penetrar al ser que queremos y poseerlo, devorarlo, asimilarlo.
Para que sea “legal” el encuentro en desnudez debe ante todo ser un REGALO, que el otro me da, me obsequia, pero debe ser CONQUISTADO, lo merezco, he hecho algo por ganarme ese regalo.
Si solo es regalo es prostitución!. Si solo es conquista termina siendo una compra!.(es como pagar por disfrutar el regalo).
Adecuar los dos resortes para que sea humano el encuentro, es el secreto fundamental para que la relación no se desgaste: regalo y donación que piden esfuerzo, conquista, merecimiento.
Invitar al OTRO al cuerpo es un acto de generosidad…conquistar al otro con el detalle, el regalo, el comportamiento es un acto de humanidad-solidaridad-respeto.
Es la captación de saber que el otro es sujeto de conquista y objeto de merecimiento.
Pero que, quien me quiere vive en la abundancia de donarme su cuerpo para el disfrute y la completéz de mi- ser -partido -y -roto -por -la -mitad.
Que es como decir que” soy sexuado con faltante” de la otra mitad: roto de masculino con sed de femenino y rota de femenino con hambre de masculino. Esa es la relación sexuada, ansiar ser completado por el faltante. Sabiendo que es por un rato, porque, qué pronto se vuelve a sentir la rotura interior de la otra orilla que no integra en la totalidad. Y esa condición, es la realidad profunda que nos hace humanos, buscando la completez insatisfecha, que nos inscribe como humanos deambulando por la vida de los amores y de los desamores, según sea la coordinación o desacuerdos que vivamos, sintamos y acordemos.
“En la llama doble” de Octavio Paz, hay una figura extraordinaria para ensamblar algo de estos sentimientos: la llama que se prende desde la sexualidad, el fuego que ilumina la eroticidad y la luz azul que estalla y alumbra en el amor personal de los que se quieren. A partir de la llama del Encuentro, brota el fuego de la Pasión-Erótica que más tarde alumbra con la luz amorosa del regalo de amar y la conquista de la relación humanizadora.
Platón en sus libros, sobre todo en “el Banquete” nos alumbra que hay dos clases de erótica. La más pasional-material que Afrodita estimula dándole preferencia al cuerpo como lugar de placer, como fuego que excita, como carne que satisface, como calor que calma, como invitación a satisfacer los instintos. Y otro más sublime, más espiritual, más profundo que lleva a lo celeste, a lo profundo, a lo inmenso de la trascendencia. Por eso en sus explicaciones Platón, avanza que todo esto es un AGAPE, una invitación, al comer y -estar adentro del otro, que si no avanza hacia la XARIS que es gracia-don-regalo no desemboca en la CARITAS que es un amor más profundo y plenificante. Estas dimensiones una más elevada que la otra depende de quienes la viven y con cuál metro la comparten.
Como el amor es una unión de dos, una comunión de quienes comparten los afectos, una síntesis dramática de los deseos provocados y soñados por cada uno, un afán por poseer para sacar provecho del placer que el otro se adivina desde esta orilla personal que el otro puede y debe brindar…Sin saber a ciencia cierta si el otro genera Eros o Thánatos. Eros es emoción de vivir y contagiar, de disfrutar y compartir que tenemos los seres humanos pero mezclado misteriosamente con el dolor de vivir, con el sin-sentido de hacer más pesada la existencia, con la agresividad de alborotar la relación y volverla miseria. Esto se llama THANATOS.
Una parte de la humanidad está ensamblada con el eros para emocionar, para brillar, para iluminar las relaciones, los encuentros, los ágapes y crecer hasta alcanzar niveles de Caritas llenas de abundancia y placer de vivir.
Otros, por el contrario, están atornillados en la CARENCIA y siembran Thanatos y dolor por todas partes, volviendo cualquier ágape una trifulca llena de -violencia-sinsabor-oscuridad.
La novela es un cuadro típico de relaciones, ágapes, violencias, desencuentros, manifestaciones egoístas, sinsabores amorosos, todo un muestrario de eros y thanatos vividos desde diferentes ángulos que invitan a la vida o por el contrario se derrumban en la tragedia.
1. Amores de “la cintura para abajo”. Que son amores consentidos pero llenos de lastimaduras y frustraciones que lejos de calmar, colman de dolor. La novela está llena de estos amores que tanto proliferan, pero no llenan, así como son las relaciones inhumanas de las gentes por todo este Macondo lleno de soledad, frustración, egoísmo, y violencia irresponsable. “Pájaras de la noche y halcones desaforados” que aparecen en el horizonte de las relaciones haciendo mal por todas partes de “todos aquellos que se pierden por las calles del puerto” luego de despojar las virginidades de los otros y esculcar en las carnes de todo aquel que se arrima “a calmar la desproporción de las necesidades corporales que cada uno siente y advierte” que el otro puede llenar, pero agreden, abandonan y se pierden aumentando el dolor.
2. “Desamores pagados”: amores de consolación, furtivos, a deshoras, en cualquier sitio al descampado. Como los que sufría Lotario Thugut, “el dueño de la empresa de telégrafos que cada noche iba a curarse de su mal de amor, en cualquier hotel de emergencia, para curar su faltante corporal, como cualquier marinero de alta mar, que la descender en el puerto necesita de la descarga seminal”.
3. “Violencia perversas”. En este Macondo infeliz lleno de violencias carnales contra niños vulnerables y niñas indefensas…abundan los acosos, los abusos y las violaciones donde todo encuentro, como no se conquista con los afectos bien pronunciados, se recurre a la fuerza, el chantaje, el machismo, la ignorancia, y el descaro.
Asaltantes, que “despojan sin gloria de la virginidad” a hijastros, vecinas, familiares e hijas. Fieras humanas llenas de odio, rencor, frustración y egoísmo. Que viven al margen de los castigos serios y las cárceles aisladoras para que no sigan haciendo daño, porque los jueces impávidos exigen unas pruebas espantosas, groseras y cínicas. Encubridores y violadores des-almados.!
4. “Amores sin calidad”. Como amores de desolación, secretos, y a escondidas…, vigilados por el miedo, desaforados y febriles. Efímeros, con toda la velocidad de la emergencia, apurados y frenéticos. Amores aturdidos y feroces. Sin alma, sin capacidad de encuentro y sin vínculos amorosos. Amores llenos “de viernes secos” o de “domingos solitarios y aburridos”. Amores abusivos donde se desgarra al otro sin conmiseración ni aviso.
Amores ridículos donde el otro sufre aturdido las trizas de su corazón y las impiedades de sus sufrimientos silenciosos.
5. “Amores enfermizos”, llenos de fornicaciones cotidianas que lejos están de ser examinadas para ver “si es una costumbre malsana o un vicio sin remedio parecido a la adicción por la cama”. “Amores parecidos a las mil y una noches con pájaras de paso”. Encuentros con “mujeres trasnochadas” sin atreverse a compartir amores frescos y mañaneros, casi siempre al calor de los alcoholes, las estridencias de las músicas altaneras y las violencias de los sitios forasteros y malsanos.
6. “Amores con desconocimiento del amor”: como los amores de Fermina Daza que se unió con el doctor Urbino en “un matrimonio de estruendos, pero en el fondo sin amor”. Un amor lleno de complicaciones, peloteras, tensiones, alegatos, discusiones, pleitos inútiles, energías degastadas, peleas inventadas, amenaza de rupturas por las mañanas y confesiones de seguir juntos por las tardes. Amores jurados con la eternidad por la noche antes de acostarse y llena de recriminaciones después de las rutinas de la desnudez. Amores manchados de infidelidad que ella adivinaba por la vía del olfato porque él, llegaba a la casa oliendo a negra barata y él atisbaba cambios en la casa porque descubría otro orden con el que ella atendía amigos y vecinos que aprovechaban las jornadas de trabajo en su consultorio cuando ejercía de médico.
7. “Amores parecidos al desamor” llena de rituales sin devoción, con “una sumisión de esclava” que hace mandados, vueltas, compras, pagos, cancelaciones, reclamaciones, tenida poco en cuenta como hembra, mujer, esposa y compañera a no ser para servir café, pasar libros, atender las peripecias de la casa y los aseos, los arreglos y los desórdenes.
8. “amores de amistad” pareja para jugar cartas por las tardes, cine por las noches, bailes cada 15 días. Amores sin cama solo de compañía seria, como de hermanos. Amores de solidaridad como para acompañar en casos de enfermedad y desolación, como para estar ahí, en noches con rayos y tempestades para aminorar el susto con una amistad de hermandad que acompañe.
9. “Amor por las cosas de la vida”, típico de querer mas al perro que a las gentes. Con enorme capacidad de cumplir con las rutinas del perro-amado y ayudarlo para hacer todas las cotidianidades que el can pida y él se invente.
10. “Amor por el amor en sí”, amor por el amor, como amar el amor, pronunciarse amor, a cada rato sobre todo cuando hay gente como para disimular todos los toques de desamor. Amor sin ganas, ni contagios que hagan válido el sentimiento.
Hasta aquí un paseo por los amores y desamores que dibuja “Amor en los tiempos del cólera” como para colocar un espejo y quien desee asomarse pueda descubrir sus rostros amorosos y sus muecas de desolación como sufriendo los 100 años de soledad solo y sin compañía. O incluso en pareja, pero sin capacidad para reconocerse en el otro como distinto, como complementario y como sujeto de amor.
14 de Marzo 2.010
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